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El anómalo aplanamiento de la curva de tipos de interés

La dureza de la crisis de 2008 supuso que el recorte de los tipos de interés a corto plazo hasta el nivel inédito del 0% no fuese suficiente para restablecer el dinamismo económico. El recurso a la política extraordinaria de la expansión monetaria, fabricando dinero en ingentes cantidades y con su inyección mediante la compra a los inversores privados de bonos públicos, deuda empresarial y bancaria y titulizaciones hipotecarias por los bancos centrales, supuso una escalada armamentística cuyo efecto último fue doblegar los tipos de interés a largo plazo, con mucho mayor efecto en las expectativas de los agentes que las tasas de menor plazo. La consecuencia de ello fue un estrechamiento de los diferenciales entre los tipos a corto y a largo plazos, y una reducción de la prima temporal, que remunera el riesgo superior (de impago del emisor y de depreciación del dinero por la inflación) de quien presta a largo y lo compensa por la renuncia a disfrutar de su dinero durante más tiempo.

Esta merma de los diferenciales se expresa gráficamente con un aplanamiento de la curva de rendimientos, lo que constituye una perversión de los incentivos. La gráfica de rentabilidad lógica es una pendiente creciente: mayor interés cuanto mayor sea el plazo.

El aplanamiento de la curva tiene graves inconvenientes: disuade el ahorro (que es condición para la inversión), emite señales inquietantes (la curva se invierte cuando se aprecia riesgo de crisis o de impago inminentes o cuando se descarta una recuperación de la inflación a diez o treinta años), fuerza al dinero a asumir riesgos superiores en inversiones especulativas para obtener algún rendimiento (lo que infla burbujas con potencial desestabilizador) y somete al sector financiero a una fuerte presión dado que su principal contribución es tomar ahorro a corto y transformarlo en inversión a largo asumiendo el riesgo de tiempo y cobrando por ello. La comprensión de los diferenciales estrecha sus márgenes y cuestiona su rentabilidad.

Las primeras subidas de tipos oficiales por la Fed desde 2015 aplanó aún más la curva porque el repunte de las tasas a corto no se vio compensado con un alza de los tipos a largo, salvo por el presagio del posible efecto inflacionario de Trump. Ahora, al empezar a reducir la deuda acumulada en su balance, la Fed trata de contribuir a normalizar la curva.

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