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Amor ciego

El amor de pareja es una de las pocas cosas en la vida que puede crear intenso placer o un fuerte dolor. Tiene el poder de ponerlo todo en las nubes, o en un profundo agujero oscuro. Cuando estás en el comienzo de un intenso amor, todo lo que hace la pareja, es correcto. Estás tan cegado/a que no puedes ver los defectos del amado/a. Las reglas que hemos creado dentro de esa relación, son muy relajadas. Es más, en muchos casos, ni siquiera las tenemos, simplemente estamos encantados con estar a su lado, para tener la oportunidad de hacerla dichosa. Podíamos decir, que el pensamiento de alguien que ama en estos momentos es «¿qué le hará feliz?» Porque, incluso estamos dispuestos a ir a los confines de la tierra, para conseguir aquello que puede alegrar a la persona amada. Y, ¿dónde está la medición de la cantidad de lo que estamos haciendo por nuestra pareja? ¿Dónde están las dudas?

La verdad es que no existen. Porque, en definitiva, ni creamos ideales de lo que debería ser la pareja, ni lo comparamos con lo que es. Entonces, ¿qué hace que esta etapa llegue a su fin? La respuesta es porque la cabeza, la razón, se hace cargo. Y con mucha fuerza. La lógica es una valiosa característica intelectual, pero, en el ámbito de las relaciones, puede llegar a ser muy destructiva. Fíjense, cual puede ser el pensamiento de esa persona en estos momentos: «me pregunto qué va a hacer por mí en mi cumpleaños», «¿se acordará de nuestro aniversario?» Llegados a este punto, las reglas que hemos creado acerca de cómo debe comportarse, lo que esta relación debe ser, supera todas las emociones positivas que teníamos antes. Los pequeños defectos pueden, incluso, llegar a ser insoportables. Porque la vida se compone de pequeños detalles, pero su acumulación, cuando son malos, hieren hasta lo más profundo del alma€, y se va perdiendo el hábito de los gestos amorosos€, y comienza la despreocupación por lo que había sido una parcela primordial en la vida Y, casi sin percibirlo, las miradas dejan de cruzarse, los encuentros sexuales se distancian, y la televisión, la lectura, y la música se encargan de llenar los espacios vacíos y la falta de comunicación. Y es que, gústenos o no, en esta vida, todo tiene un principio y un fin. Incluso el amor. Incluso, el que creemos indestructible.

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