Cansancio, eso es lo que siento ante la situación meteorológica de los últimos días, y aún más ante las reacciones que leo y escucho. Una reputada locutora de la radio nacional afirmaba, sin empacho, que 2017 iba a ser, ya se sabía, el año más seco de la historia, o el segundo, detrás de 2016. En otra emisora, un reportero italiano, reputado «climatólogo» en sus ratos libres, según parece, ante la ola de incendios que estaban sufriendo los Alpes italianos en pleno mes de noviembre, afirmaba con rotundidad que eso nunca había pasado y que no le discutieran el calentamiento global ante una prueba tan evidente. La Historia para la primera reportera parece que se reduce a los datos cuantitativos registrados, que no van más allá de modo global de los 100 años, y no sirven de mucho con esa consideración global. A la vez, ante la "pertinaz" sequía, unos le echan la culpa al calentamiento global, según el cual va a llover menos. Eso no aparece nada claro en ninguna previsión del IPCC, que se atreve a pronósticos con temperaturas pero no tanto con precipitaciones, pero ahí queda. Bueno, estos tienen fundamentos científicos y se puede discutir con ellos sin dogmatismos, en líneas generales. Otros, más aventurados, insisten en echar la culpa a las estelas, según ellos químicas, de los aviones, que no sólo provocan la sequía para controlar el suministro de agua, con la OTAN detrás, si no que nos envenenan. Estos últimos no ya es que no sean climatólogos ni meteorólogos, es que no han leído un libro, aunque sea de divulgación, sobre estos temas. Con estos no se puede discutir, si no piensas como ellos estás contra ellos, estás vendido al poder. Acabas de discutir de este tema por una red social, sales a la calle y un familiar lejano te dice: «mira que raso está, no decías que iba a llover hoy». Estamos a lunes y tú en realidad habías dicho que el pasado sábado podría caer algún chubasco débil y aislado, que sí cayó pero eso da igual, brocha gorda. Luego, todos te piden que llueva, más que preguntarte si va a llover, porque la sequía es terrible. Tú les dices que hace falta que llueva pero que viven en uno de los sitios donde la situación es menos desesperada, a pesar de lo que digan los medios. En definitiva, vivimos en un mundo de tertulia global donde todo el mundo opina, aunque sea sin base, y la esperanza de que cuando empiece a llover te devuelvan la razón la pierdes, porque unos olvidarán pronto que eso ha pasado y otros dirán que las lluvias también son provocadas y/o negativas, agotador.