A partir de noviembre, los rebaños trashumantes de las sierras de Teruel y Cuenca inician su descenso hasta las más cálidas tierras valencianas. Siguen unas pautas seculares para huir de los rigores del frío invernal, hibernando en las zonas costeras próximas al Mediterráneo para luego volver a subir a los pastos de verano, a los agostaderos, de las sierras de interior. Los ganaderos realizan su recorrido a pie, otros un trayecto a pie y otro en camión, y algunos los realizan todos en camión. Quienes lo realizan andando lo hacen por un importante sentido práctico. Las ovejas sufren al realizar el desplazamiento en camión, con el hacinamiento y el traqueteo, por lo que tardan al menos una semana para volver a situarse en su nuevo espacio. Las ovejas trashumantes que realizan su actividad a pie descienden cada día un escalón climático, desde los altos pastos, algunos de ellos situados a 1700 metros sobre el nivel del mar. Cada día descubren nuevos arbustos, ingieren nuevos alimentos y van acostumbrándose a los cambios botánicos, pero también climáticos. Llama la atención, cuando acompañas al rebaño, cómo las ovejas bajan ávidas y entusiasmadas, para llegar a sus nuevos pastos invernales, huyendo ya de los rigores del frío de las montañas. Además, el ganadero ahorra una importante cantidad de dinero al evitar el transporte en camiones, que no es nada económico.

El pastor dirige a su rebaño por las históricas vías pecuarias, los azagadores que conectaban el Reino de Aragón con las tierras valencianas, recorriendo parajes de gran belleza, natural e histórica, atravesando puentes centenarios construidos para facilitar el trasiego de los ganados, o fuentes y descansaderos de gran interés.

Estamos ante una actividad económica y no ante el mantenimiento de una tradición romántica o un recuerdo del pasado. Los ganaderos trashumantes realizan esta movilidad para aprovechar los pastos invernales en la costa y los estivales en la montaña, lo que permite a sus rebaños de ovejas, cabras, pero también vacas y toros, poder alimentarse durante todo el año de hierba fresca y no tener que aprovisionarse de piensos, de precio mucho más elevado.

Una oveja trashumante dobla la esperanza de vida de otra estabulada, gracias al ejercicio físico que realiza, a que se encuentra pastando hierba fresca durante todo el año y a que solo vuelve al corral por la noche, evitando hacinamientos. Los veterinarios señalan que las condiciones sanitarias de las ovejas trashumantes son de excepcional calidad, al compararlas con las propias del ganado estabulado, que apenas tiene espacio para moverse y que come un pienso compuesto. Esto no debe sorprendernos, pues se corresponde con las ventajas que la vida con ejercicio tiene entre los humanos si la comparamos con un estilo sendentario. Por otro lado, los rendimientos de las ovejas trashumantes son mayores, al ofrecer menos enfermedades y una tasa de fertilidad mucho más alta y más sostenida. Al aumentar la esperanza de vida de las ovejas, la inversión realizada es considerablemente menor, a lo que tenemos que sumar las bajas inversiones en granjas, pues los animales necesitan poco más que un sencillo refugio para pasar las noches, al estar deambulando en busca de hierbas durante todo el día.

Los ganaderos trashumantes con los que seguimos hablando nos refieren que están ante una actividad profesional productiva, en caso contrario dejarían de hacerla, favoreciéndose de la dicotomía climática propia del clima mediterráneo entre inviernos suaves y veranos secos y cálidos, comparados con las montañas, de gran rigor invernal y suaves en verano.

Sin embargo, en los últimos años asistimos a importantes transformaciones, que deben hacernos ver cómo el cambio climático también está afectando a esta actividad. Hasta hace bien poco la movilidad se hacía para bajar a las zonas de hibernada, en la segunda quincena de octubre. La subida a los puertos se hacía desde principios de mayo. Ya en esas fechas los ganaderos referían nieves en sus desplazamientos. Ahora los trashumantes han retrasado su bajado todo un mes, al poder soportar los menores rigores climáticos en los pastos de altura y, del mismo modo, han retrasado la subida otro mes, hasta bien entrado el mes de mayo. El dato es bien claro y nos habla de una clara disminución de los rigores invernales, asociados a frío y nieve.

Este otoño está siendo especialmente seco, arrastrando situaciones de muy escasa pluviosidad desde principios de año. Los pastores se las han tenido que ingeniar para poder alimentar a sus ovejas. Al mismo tiempo, saben que en los pastos de invierno las condiciones no van a ser mucho mejores por los problemas de la sequía. El recorrido desde las montañas ha sido una importante fuente de preocupación, pues muchos de los riachuelos, ríos y fuentes que suelen emplearse para abrevar los rebaños estaban secos. Los pastores nos refieren que estamos ante situaciones nunca antes vividas, que nos deben hacer pensar sobre nuestra responsabilidad en preservar el medio ambiente.

Son muchas las reflexiones que se me vienen a la cabeza tras estos días de caminar por la naturaleza con un rebaño. La práctica de la ganadería trashumante no es un fósil del pasado, una reliquia de tiempos que no volverán. Se trata de una fantástica adaptación del ser humano a las condiciones cambiantes del clima y un modo excepcional de realizar un aprovechamiento sostenible de los recursos naturales de los que disponemos. Esta actividad ganadera debería ser objeto de una mayor atención por parte de todos, pues contribuye a ofrecernos un producto de calidad, no siempre valorado como se merece, en unas inmejorables condiciones de sanidad veterinaria, de aprovechamiento de los pastos, de limpieza de los montes y las zonas abandonadas y de mantenimiento de un medio rural que se nos muere si seguimos insistiendo en este consumo desaforado y en ese ir más deprisa, más rápido, para no llegar a ninguna parte.

La próxima vez que tropiecen en sus caminos y carreteras con un rebaño trashumante y su pastor, tengan en cuenta las excepcionales características de este sistema de explotación ganadera, que lucha por la sostenibilidad ambiental y contra el cambio climático.