Nivel 2018 desbloqueado. Pasamos de pantalla con el año ya iniciado y un vestido comentado, otra vez las trasparencias, las de Antena 3 que ya son como la capa de Ramón García. Con que poco nos entretenemos los españolitos, aunque entre gritos y gritos no haya quien escuche una palabra de los presentadores de guardia en la Puerta del Sol. Visto el incremento al 23´3 % de audiencia, queda demostrado que un modelito bien vale como gancho para atrapar a un espectador que consuma 12 uvas y los 12 anuncios o más que se emiten antes y después del paso al nuevo año. El tema del machismo y la trasparencia ya aburre, mejor me quedo con el mensaje rotundo que Pedroche lanzó contra la violencia de género, bravo. Cierto que me encantaría ver a Chicote o Iñaki López con menos smoking, lo digo de verdad, e igualmente me parece genial que Cristina luzca lo que le dé la gana y cuando le dé la gana y a quien no guste que no mire o que mire, y critique, que los comentarios alimentan la audiencia. Ya lo decía la Jurado que hablen, bien o mal pero que hablen...
Por cierto que, una vez más, lo mejor de la pantalla en la entrada del año volvió a ser la aparición de tonadilleras, grupos indie e infinitas voces que viven en nuestro subconsciente y que son rescatadas con excelente gusto y criterio por Virginia Díaz y su equipo de Cachitos festivaleros de Nochevieja. Es la verbena que siempre soñé, una explosión en blanco y negro, 4:3, tecnicolor y con definición de 625 líneas. Cualquier tiempo pasado en este caso sí es mejor, y resulta mucho más entretenido que el típico desfile de artistas grabados en serie, porque para escuchar «Despacito» ya me pongo el Spotify. Para aprender pongo Cachitos, leo los rótulos geniales que acompañan las actuaciones y llego a la conclusión que alguien en TVE, le tendría que poner un altar al guionista encargado de escribirlos. Además mientras Pedroche se enfriaba en el balcón, descubro que Boney M ya vestía igual de transparente en 1979. Las noches viejas me parecen más ricas que las nuevas...
