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La unión hace la fuerza

Estas últimas semanas se ha discutido sobre la viabilidad económica de los festejos taurinos. Aunque el problema venga de lejos, ahora urge arbitrar soluciones. Por una parte, los alcaldes de las principales localidades que organizan novilladas han constituido un foro de promoción, defensa y debate que pretende rebajar los costes de organización de este tipo de ferias. Por otra, todos los estamentos taurinos han firmado un acuerdo para trabajar contra las condiciones económicas abusivas de pliegos como los de Zaragoza y el Puerto de Santa María.

La diferencia entre unos y otros salta a la vista. El primero está formado básicamente por políticos y el segundo, por taurinos. Cada cual incide en lo que más le perjudica. El alcalde de Villaseca de la Sagra, promotor de la unión de municipios, se queja de que los ingresos por taquilla y la venta de carne de las reses no cubren los gastos de organización de una novillada, que cifra en 40.000 euros de media: «Somos un pueblo de 1.800 habitantes y, aunque metas 2.000 personas en la plaza, a una media de 15 euros por espectador, son 30.000 euros».

El comunicado emitido tras la reunión de empresarios, toreros, ganaderos, subalternos y la Fundación del Toro de Lidia pone el acento en el desmedido afán recaudatorio de algunas administraciones, más preocupadas en seguir explotando económicamente los cosos que regentan, que de favorecer un espectáculo que necesita mayor promoción y cuidado por parte de los gestores públicos. Ambos grupos andan el mismo camino por separado y necesitan encontrase para abordar el problema de manera transversal y dar con las claves que sirvan para asegurar el futuro de la tauromaquia.

Hay que adaptarse al momento que vivimos, unir esfuerzos y aliarse con sectores estratégicos que podían reducir, por ejemplo, costes burocráticos y de organización. También sería deseable ofrecer un espectáculo más ajustado en el precio para el aficionado, con el que directamente ni se cuenta. Todos deben ceder en sus pretensiones. En primer lugar, las figuras del toreo, que ya no llenan las plazas de toros como antaño y siguen demandando sueldos desorbitados.

También los empresarios, que se están beneficiando de la bajada del IVA del 21 al 10 %, que no repercuten ni en favor de los abonados ni en la promoción de la fiesta. Se lo siguen llevando «muerto» y nadie dice ni hace nada. Por no hablar de los ingresos atípicos, a los que se ha renunciado, o de las subvenciones de una manifestación artística protegida por ley. Podría seguir hasta hartarme, pero creo que eso ya corresponde a quienes han decidido ponerle puertas al campo. Ojalá haya diálogo y surja un buen acuerdo.

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