Investigadores e investigadoras del CREAF han demostrado que con una sequía muy intensa la cantidad de carbono que se pierde por las raíces es un 21% superior que en condiciones normales de no sequía. Este carbono se emite en forma de exudados, unas sustancias que las plantas liberan de forma natural. En sequías intensas, la mayor parte del carbono de los exudados proviene de las raíces muertas y dañadas, cuyas células se rompen y vierten sus compuestos al exterior. En cambio, en sequías de intensidad media «una mayor exudación que en condiciones normales puede ser una buena adaptación para conservar las raíces. Por ejemplo, la secreción de algunas sustancias lubrica las raíces y les facilita el movimiento a través del suelo para ir a buscar agua más profunda. También hay exudados que ayudan a hacer más disponibles los nutrientes del suelo para la planta», explica Catherine Preece, investigadora del CREAF y autora principal del estudio, publicado en «Tree Physiology».