Directos en medio del caos los que se han asomado por la pantalla durante la última semana. Mi solidaridad profesional está, además de con la legión de reporteros sufridores en la nieve, con los presentadores de los acontecimientos más tuiteados.
Los Goya siguieron fieles a su tradición de cita con la polémica, causas justas, celuloide y maestros de ceremonia en la picota de las redes sociales, víctimas de comentarios hirientes y titulares extremos, del tipo «La peor gala de la historia». No fue para tanto, recuerdo peores, pero hoy parece que la audiencia vive momentos de sensibilidad extrema.
Menos mal que no hay imagen que no blanquee «El hormiguero». El plató de Motos es el mejor lugar donde vender discos, entradas y caer de nuevo bien a la audiencia... Y ahí fue donde aparecieron tras la resaca. «Los Chanantes» llegaron y triunfaron, porque exhibieron la verdadera esencia del humor que no es otra que saber reirse de uno mismo. Y así lo hicieron, rememorando el aluvión de chuzos de punta verbales recibidos sin piedad; desmontando polémicas absurdas, como la desmentida por la propia Leticia Dolera en las redes sociales acerca del famoso chiste del manspreading. Desafiantes con la declaración de intenciones final, porque Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes, se lo pasaron bien y anuncian su intención de repetir. Aprovecho para unirme al movimiento Paquita Salas presentadora de los Goya el año que viene.
Seguramente Roberto Leal también volverá a ponerse al frente de «OT 2018» porque ha demostrado que es ideal para conducir un formato, en el que ha crecido profesionalmente, al mismo ritmo que lo hacían los finalistas de esta edición merecedora del éxito conseguido.
La mascletà de fallos de sonido final no fue capaz de empañar una espacio en el que hemos conocido la esencia millenial y donde hemos podido ver y oír a chavales de hoy, haciendo cosas en televisión, que no es poco. Jóvenes que además sueñan y se comportan sin complejos, en un escaparate de la diversidad que era muy necesario en la televisión pública de hoy e impensable en los orígenes del programa renacido.
