Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Matías Vallés

Soberanismo criminógeno

Aun admitiendo que a Llarena le sobran los motivos, y que no hay cárceles suficientes para encerrar a los malditos separatistas, la prosa del juez del Supremo desata propuestas inéditas en democracia. El auto en que insiste en proteger a los ciudadanos del peligroso Jordi Sánchez, encerrándolo en la prisión sin juicio, basa esta decisión en que el líder de la ANC "mantiene su ideario soberanista, lo que resulta constitucionalmente válido, pero imposibilita el convencimiento de imposible reiteración delictiva que se tendría respecto de quien profese la ideología contraria". Si se sobrevive a la áspera sintaxis, y a la evidencia de que la doble negación que "imposibilita lo imposible" en realidad "posibilita lo posible", sobrenada la tesis de que se puede cumplir estrictamente la Constitución pero merecer pese a ello el enclaustramiento preventivo.

Acierta Llarena al describir un soberanismo criminógeno, que debe atajarse al margen de su materialización. Alerta a los ciudadanos obligados a convivir a diario con independentistas, más propensos a la delincuencia que "la ideología contraria". Esta propensión debería predicarse de otras opciones, no ceñidas a la obsesión colectiva con Cataluña. Confesiones estrictamente constitucionales como el madridismo o la numismática podrían predisponer a la "reiteración delictiva", y el Supremo debería perseguirlas para garantizar la paz social.

Llarena advierte, a quienes se tildan orgullosos de constitucionalistas, que la Constitución no puede ser un libertinaje. De lo contrario, se llegaría a pensar que un soberanista ni siquiera independentista que paga sus impuestos a rajatabla, es menos peligroso que un patriota de cualquiera de las patrias que burla a Hacienda. El juez que gobierna actualmente el país por delegación y dejación de Rajoy propugna en sus autos ideológicos una reforma de la Carta Magna, pero en el sentido de expurgarla de recovecos liberales en que encuentran refugio los indeseables. Siempre desde la perspectiva optimista de que existe una curación, aunque pase por la cárcel.

Compartir el artículo

stats