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2018: el año de Karl Marx

En el año que ahora comienza se celebra el bicentenario de Karl Marx (1818-1883), el gran filósofo alemán a quien muchos quisieron arrojar prematuramente al basurero de la historia, pero cuyo pensamiento sigue hoy vivo, mal que les pese a sus detractores,

Lo indican los numerosos títulos que llegan a las librerías de todo el mundo y en todos los idiomas en torno a su obra, las reediciones del "Manifiesto comunista", los ensayos y biografías, incluso algunas películas como "El joven Marx" y los diversos documentales programados para este año.

Y, aunque sea sólo anecdótico, el hecho de que los ferrocarriles alemanes vayan a bautizar con su nombre uno de sus nuevos trenes o el que su rostro barbudo- colmo de la ironía- aparezca en una tarjeta Mastercard de la caja de ahorros de Chemnitz, ciudad germano-oriental que antes llevaba también su nombre.

Sí, el filósofo nacido en Tréveris y fallecido en Londres analizó muchas de los fenómenos que caracterizan al actual mundo capitalista, como la maximización de los beneficios y la acumulación de la riqueza en cada vez menos manos. Sobre todo en esta época de capitalismo y especulación financieros.

La concentración del capital, que él supo prever como nadie, ha llegado a tal extremo que, como señala el filósofo francés Alain Badiou, de continuar así las cosas, "es lícito preguntarse si será capaz de ofrecerá medios de subsistencia a toda la humanidad" (1).

Hay actualmente tres mil millones de personas en el mundo que no son asalariados, ni propietarios, ni campesinos con tierras, y que van de un lado para otro en busca de alguna forma de sobrevivir. ¿No dijo ya Marx que los proletarios no tenían patria?

Y cuando Marx escribió que la burguesía había "disuelto la dignidad personal en un valor de cambio", ¿no estaba hablando también del mundo de hoy, un mundo en el que como dijo el irlandés Oscar Wilde "el hombre sabe el precio de todo y el valor de nada".

¿No predijo también Marx la globalización al explicar que "la necesidad de un mercado en constante expansión espolea a la burguesía de una parte a otra del planeta. En todas partes anida, en todas partes construye en todas partes establece relaciones?".

Y cuando en El Capital desarrolló el concepto de "ejército industrial de reserva" para referirse a la parte de la población excedentaria como fuerza de trabajo necesaria para el funcionamiento del sistema de producción y la acumulación del capital ¿no estaba ya previendo la actual precarización en el mundo laboral?

¿No vemos prefigurado al actual ocupante de la Casa Blanca en el presidente golpista Luis Bonaparte, de quien Marx escribió: "Siembra el caos en toda la economía burguesa, toca todo lo que parecía intocable (€) y genera anarquía en nombre del orden mientras despoja de su aureola a toda la maquinaria del Estado, la profana y la vuelve repugnante y ridícula"?

Y el que hoy parezca más lejos que nunca de cumplirse el llamamiento de Marx y Friedrich Engels en su Manifiesto comunista a la unión de los proletarios de todos los países es otra historia: algo de lo que ninguno de los dos es responsable.

Se debe sobre todo al monumental fracaso de un comunismo de Estado que nada tiene que ver con el pensamiento de Marx - éste preveía por el contrario la disolución del Estado- y mucho en cambio con la resiliencia y las tretas de un capitalismo en constante proceso de transformación.

(1) "Éloge de la politique", Ed. Flammarion.

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