Sí, ha llovido y lo que es mejor, una parte importante ha sido en forma de nieve y, mejor aún, en la cabecera y los cursos medios de nuestros ríos. Aunque el buen cubero echa un cálculo generoso con la reglilla milimetrada y no le salen más de sesenta litros en la ciudad después de doscientos días de sequía. Doscientos. La máquina de generar lluvias está donde siempre, en el mar. Lo que falla es el fresco de otoño que convierta en agüita del cielo las gigantescas acumulaciones de vapor producidas por el alto caldero mediterráneo y su recalentado cielo de verano. El vapor ahorrado sube de latitud y se disparan las lluvias en París o en Londres. Allí se ahogan por inmersión y aquí por deshidratación.
Somos muchos y aún son más los que vienen a vernos. Todos queremos ducha, baño, bidet y retrete con cisterna (sistema de ahorro, decimos para pacificar la mala conciencia). Los drones de Montoro han localizado mil quinientas piscinas ilegales en Girona y hace un año, casi, localizaron otras doscientas (junto a 3500 edificaciones ilegales) sólo en tres comarcas valencianas con epicentro en Xàtiva. Me temo que tanto celo inspector obedece a la sed de recaudar por aumento patrimonial, más que a poner orden en los usos, abusos y disparates en el empleo del agua. Bueno, se nos ha ocurrido privatizar algunos servicios, lo que se parece -con todos los respetos a esto, aquello y la iniciativa privada- a poner al negrero al frente de la merienda de negros.
El nombre verdadero de este planeta es Océano, pero sólo el 3 % de sus inmensos volúmenes de agua es agua dulce. Nos llevamos lo mismo que los comisionistas de Convergència, que luego fue el PDeCATy ahora vaya usted a saber. Y no es por desanimar, pero ni el Júcar tiene caudal ecológico ni l´Albufera un suministro asegurado más allá de su propia cuenca, que no hay forma de quitársela por el sistema del tirón. Aquí no cuadra aquello de mors tua, vita mea: cada patada propinada a nuestro entorno impactará en nuestros genitales. Reciclar, depurar, reaprovechar. Frenar el calentamiento y desalar agua de mar con energía solar y eólica.
