El tripartito (ese contubernio de individuas, ellos sí, que todo lo hablan, lo discuten, lo acuerdan y lo pactan, conjurados en la Nau de Fellini y acunados en el pacte del Botànic, Aquí la Tierra; no como otros/nosotros que en un ejercicio responsable del poder nos lo guisábamos en mayoría absoluta y nos lo comíamos en la merienda de negros de la filà, hasta que santa Rita, Rita, nos lo quitaron y caímos en la ansiedad lexatínica), digo o decía que el tripartito (y reconozco que el paréntesis del principio parece un sofoco menopáusico o un coitus interruptus con mucho interruptus y poco coitus de momento, aunque todo podría andarse, sin llegar a la penetración), dije, ahora ya sí, que el tripartito ha consumado su explosión talibana contra el patrimonio cultural de los valencianos retirando las cinco bellas pasarelas iluminadas de aluminosis de la Avenida del Cid, esa autopista que nos habían metido gratis hasta las entretelas de la Telefónica de Pérez Galdos. Yo, en este atentado contra la cultura hegemónica dominada y el sentido común automovilístico dominante, me posiciono con Alberto Mendoza y Narciso Estellés.

Pido, como Mendoza, un concurso de ideas para recuperarlas, y pido, como Narciso, unos puentes más ligeros de cascos. Es más, exijo que construyan pasarelas en las Grandes Vías y en la calle la Paz, y un puente de Madison en la plaza (la que sea). Todo sea en aras de la fluidez, sin descartar para el regreso al futuro, un puente sobre el río Kwai en Benimaclet, que cruce con seguridad desde Hermanos Villalonga hasta el Atalanta. En fin: estos rojos (Grezzi dimisión) van (en bici) a la suya, sin contar con el pueblo valenciano que estaba encantado con las pasarelas del Cid, así llamadas, como las Hoces del Cabriel se llaman en esa parte y a la mamelluda de Cocentaina en Cocentaina. Pero ahora, sin pasarelas y sus porconsiguientes barandillas, ¿dónde colgaremos los carteles de «Vicentín y Mari se casan» o, cuando venga el papa, ¿dónde colgaremos los «totus tuus»? ¡Ya os vale tripartito! Tengo unas ganas locas de que vuelva ese bipartidismo natural en el que teníamos el poder los que mandábamos y el milenario partido socialista nos miraba desde la oposición sedienta. Si no desalojamos a los okupas, nos quedaremos sin pasarelas y rodando videos porno en el Penyal d´Ifach, o sea, Peñón de Calpe. Porque uno está también por la exención lingüística. Y es que si nos ponemos gramaticales o sintácticos, mientras te sacan la pasarela te meten la dictadura lingüística. Yo, en este otro atentado contra la cultura hegemónica dominante, tanto en las fallas como en las asociaciones vicentinas que no quieren ser francesas, me posiciono con Isabel Bonig contra el monolingüismo franquista, que no sé qué quiere decir pero ahí queda: si uno es de Arkansas o de la Vega Baja, debería estar exento, igual que una no hace gimnasia si tiene una menstruación gelocatil o unos padres adictos a la justificación libertaria: no nos sale del potorro que adoctrinen al niño, queremos que nos lo amaestren en inglés. Marzà, ¡que te den un intensivo de italiano!