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Luces y sombras, optimistas y pesimistas

Vivimos unos momentos convulsos y complejos de rápidos cambios geopolíticos y socioeconómicos, repletos de luces y sombras. Las reacciones son múltiples: desde un optimismo cuasi antropológico hasta su antípoda un pesimismo radical, pasando por cínicos, pasotas, escépticos€. En estas líneas voy a referirme a los "nuevos optimistas" una corriente de pensamiento que engloba a académicos, sociólogos, politólogos€ de distintas sensibilidades políticas que tienen en común el uso de los datos para estudiar tendencias a medio y largo plazo y contrarrestar el pesimismo reinante. Y también a un "nuevo pesimista" que describe y reflexiona sobre las crisis estructurales que configuran nuestro presente/futuro y así compensar el optimismo también reinante en algunos ambientes.

Me basaré en dos autores de gran éxito que Guillermo Altares y Joseba Elola consideran en El País como exponentes de los "nuevos optimistas". Jhoan Norberg, sueco, autor de un libro recién editado, Progreso; y Steven Pinker, canadiense, y autor de Los ángeles que llevamos dentro. Ambos son adalides de un optimismo radical. Según Norberg, "asistimos a la mayor reducción de la pobreza jamás experimentada. Cada minuto la abandonan cien personas (...). España como otros países, tuvo que recortar sus inversiones y mucha gente que con poca preparación ganaba buenos sueldos se quedó sin trabajo (...). Pero hay una buena noticia: España ha mejorado su competitividad al reducir los costes de su mano de obra". Pinker se defiende de lo que denomina progresofobia: "La vida es mejor que la muerte, la salud que la enfermedad, la alimentación mejor que el hambre (...), y todo esta mejorando". Uno de sus mejores y mayores fans es Bill Gates que se refiere a su último libro (todavía no traducido) como el mejor libro que había leído en su vida. Merecen ser leídos, aunque no esté entre los mejores libros leídos.

En las antípodas se ubica otro autor Manuel Castells, buen amigo, autor de la trilogía "La era de la información", traducida a veinte idiomas. Acaba de publicar un nuevo libro titulado Ruptura: "Nuestras vidas titubean en el torbellino de múltiples crisis. Una crisis económica que se prolonga en precariedad laboral y en salarios de pobreza (...). Una marcha aparentemente irreductible hacia la inhabitabilidad de nuestro único hogar, la Tierra. Una amenaza permanente de recurrir a guerras atroces como forma de tratar los conflictos. Una violencia rampante contra las mujeres que osaron ser ellas mismas. Una galaxia comunicativa dominada por la mentira, ahora llamada posverdad (€). Y una crisis más profunda, que tiene consecuencias devastadoras sobre la (in) capacidad de tratar las múltiples crisis que envenenan nuestra vidas: la ruptura entre gobernantes y gobernados. La desconfianza en las instituciones (€) la desafección hacia la política y los políticos". Resulta de gran interés los análisis de Castells referidos al mundo global, a Europa, a España... Están adornados con excelentes gráficos y soportes informativos, no incluidos en el texto pero a los que puede accederse gratuitamente a través de la dirección electrónica de editorial www,castellsruptura.alianza editorial.es. Merece ser leído con sus claroscuros.

Desde un planteamiento un tanto irónico, Castells parece instalado en un pesimismo fruto de un optimista bien informado. Se muestra escéptico en una salida voluntarista. Rechaza "en tiempos de incertidumbre" acudir a simples eslóganes, sin profundizar, como "el viejo orden ya no existe y el nuevo orden está por nacer" (Gramsci). Cierra el libro con un apartado titulado "La experiencia española y la reconstrucción de la legitimidad democrática": "La experiencia española (puede) cobrar un sentido mucho mas amplio que el de transitar hacia una nueva transición democrática: podría ser prototipo vivo de que otra política y otra democracia sea posible en el siglo XXI". Posible sí, fáciles no. Depende de la voluntad y capacidad de cambio real de los ciudadanos y ciudadanas.

Nuestras realidades presentes y futuras que configuran nuestro vivir, coexistir y convivir, no son ni blancas ni negras. Repletas de claroscuros, con luces y sombras.

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