Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Matías Vallés

Parece que el velo es obligatorio en Irán

La noticia más importante de febrero es la tímida reacción en Irán contra la obligatoriedad del velo femenino. O no tan tímida, si se mide en los cientos de miles de mujeres iraníes que han apoyado a través de las redes sociales una humilde propuesta de colgar la prenda de un palo. La reacción gubernamental tampoco puede ser calificada de sorprendente. Solo en Teherán se produjeron 29 detenciones.

Aquí llega la primera sorpresa. Siempre que en Occidente se plantean medidas para evitar la imposición del velo a las mujeres musulmanas, aparecen las usuarias que reclaman en dicha prenda una fórmula de expresión personal no mediatizada por ninguna figura masculina. Por lo visto, no ocurre así en los países que actúan como guardianes de la ortodoxia, hasta el punto de haber acuñado la denominación de República Islámica.

Todas las personas detenidas en la capital iraní por despojarse del velo eran mujeres. Todas las personas que procedieron a las detenciones eran hombres. Dada la elevada densidad religiosa que se otorga a la prenda en Irán, cuesta imaginar que el traslado a Europa la transforma en una simple elección de indumentaria. Este valor diametralmente opuesto de los símbolos sería inaceptable en otras categorías. Los gobiernos y asociaciones que defienden el velo en Occidente, incluso en sus variantes más rígidas, deberían plantearse cómo explicarle esa ingenuidad semiológica a las iraníes que se han atrevido a descubrirse la cabeza en 2018.

Aplicando la navaja de Occam que decreta la preeminencia de las interpretaciones sencillas, el velo islámico es una imposición del hombre sobre la mujer. Por lo menos así ocurre en millones de casos, aunque no puedan descartarse interpretaciones del tipo de "yo conduciría por la derecha aunque no fuera obligatorio" y "la cruz gamada me recuerda a una paloma de la paz".

En los hombres que lo imponen y en las mujeres que lo escogen, el velo traduce además una superioridad moral sobre las personas que deciden no llevarlo. No es necesaria una recopilación de los términos denigrantes utilizados para distinguir a la mujer cubierta de la descubierta. En fin, hay países como Irán en que despojarse del velo supone ingresar en prisión por "perturbar el orden social", un eufemismo que hubiera hecho las delicias de Stalin.

Y lo mejor llega al final. Según un sondeo del Gobierno de Teherán, la mitad de los iraníes están contra el velo obligatorio, mostrando una madurez y un respeto superiores a los existentes en los países europeos.

Compartir el artículo

stats