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La DUI, tiro de gracia para autonomías adolescentes

Haya sido virtual o real, conspiración o no, con responsables condenados o declarados inocentes (esto es cosa de jueces) España ha vivido una Declaración Unilateral de Independencia (DUI) y sus consecuencias van a ser importantes para todos. La primera consiste en haber dado un golpe de realidad a la actual organización del Reino de España en 17 comunidades autónomas (CC AA). Demasiados han montado su vida política sobre administraciones que gastan sin recaudar en consecuencia. Aunque sea políticamente incorrecto expresarlo, en una democracia, los parlamentos y gobiernos sin obligaciones fiscales coherentes con su trabajo, acaban siendo redundantes y soslayables.

Ignoro si el episodio de la DUI acabará en una España federal o producirá una balcanización del Reino de España o, si incluso, redefinirá a la Unión Europea. No es lícito ejercer la futurología en temas que sobrepasen el conocimiento de cada uno, sin embargo algo se puede aportar sobre el devenir financiero de las CC AA tras la DUI. Lo que sigue son los argumentos que llevan a afirmar que con el episodio catalán está liquidado, para bien o para mal, el funcionamiento las CC AA actuales.

Hoy, a inicio de la última semana de febrero de 2018, parece que existen tres escenarios post DUI, posible que pueden presentarse de menos a más probable.

1) Que Cataluña, en pocos meses, sea independiente o algo similar como sería lo que propuso para Euskadi el entonces lehendakari Ibarretxe. Esta posibilidad puede tomar cuerpo el domingo próximo si la decisión de los socialistas alemanes fuera contraria a una gran coalición que permita revitalizar el eje Berlín-París y si además el voto de los italianos produce un mapa donde lo territorial y el castigo a la clase política supera cualquier eje ideológico del pasado. En este caso Europa podría estar en un tránsito de modelo, camino de una Europa de las regiones donde Cataluña, Escocia y el Piamonte serían el pelotón de cabeza. Es obvio que bajo este supuesto las supuestas quitas de deuda, vehiculadas por el FLA, se acabarían discutiendo entre Cataluña o la Generalitat Valenciana y el Banco Central Europeo. Apuntar la posibilidad no significa defenderla, pero es obvio que Cataluña y Europa son temas cada vez más interdependientes. Obviamente las CC AA serían otra cosa.

2) Que las piruetas y contorsiones de Puigdemont, con sus proclamaciones sentimentales y sus sustitutos en el borde de lo no factible, hagan que la aplicación del artículo 155 sea indeterminada y demasiado larga. En esta hipótesis, cualquier discusión sobre el futuro de las cuentas autonómicas se darían con un gobierno sentado a ambos lados de la mesa: como gobierno central y como gobierno catalán. Estaríamos ante un episodio marxista (de los hermanos) pero, a medida que pasan los días, cada vez el episodio se hace más factible. Aunque se descalifique a Rajoy, por utilizar la excusa de Cataluña para no afrontar una nueva financiación autonómica, lo cierto es que no puede haber solución para el conjunto de CC AA mientras el 155 esté en vigor en Cataluña. La España de las Autonomías es incompatible con esta posibilidad.

3) La situación más probable de todas consiste en que en un plazo breve se establezca un gobierno independentista en Barcelona. La pretensión es que a partir de entonces, todo ocurra como si la DUI no hubiera tenido lugar. Todo habría sido exagerado por los españoles, la puesta en marcha del 155 sería una simple pesadilla y pacientemente se volvería a la casilla de salida. Los inconscientes, que en breve dejaran sus responsabilidades de gobierno, piensan que en algún momento de 2018, Cataluña será una de tantas CC AA, aunque siga con su deuda de 75.000 millones de Euros y con todos los votos habidos en defensa de la DUI.

Con independencia de las advocaciones que sorpresivamente puedan venir desde Bruselas, algo puedo adelantar sobre este supuesto proceso de normalización catalán. El posible nuevo conseller de Economía, Pere Aragonès, es el único intocado, de los grandes responsables económicos de los tiempos de Puigdemont (Junqueras, en prisión preventiva desde noviembre, Lluís Salvadó y Josep Maria Jové, investigados con un gran número de apuntes sobre la hoja de ruta hacia la independencia, escrita en agenda de lujo). Aragonès, como secretario de Economía, fue el responsable de negociar los presupuestos con la CUP pero más importante para nosotros es que se encargara de controlar el déficit público catalán. Tras los sucesivos menosprecios de los consellers Mas Colell y Junqueras con el Consejo de Política Fiscal y Financiera, fue él quien representó a aquella Generalitat en las reuniones. Sin embargo, en este juego de desgaste que se ha venido dando, que diera su respaldo total a la ausencia de Cataluña en la elaboración de un posible nuevo modelo de financiación. «Ya no es un tema que interese mucho a Cataluña».

En el mejor de los casos, la propuesta irrenunciable post DUI va a moverse más o menos por el siguiente camino: 1) El traspaso de toda la recaudación del IRPF a las CC AA que quieran asumirlo (las que no quieran, que sigan con el actual sistema de reparto según necesidades) reservando al Estado los otros grandes impuestos: IVA y Sociedades. 2) La definición de la cartera de servicios básicos garantizados para todas las autonomías (discusión de enorme calado) sobre las cuales se desarrollará la solidaridad interterritorial. 3) El consorcio fiscal formado por las agencias tributarias estatal y autonómica (donde se supone se solucionarán las tendencias victimistas, como las actuales, entre CC AA.

Obsérvese que sea la independencia, la continuación del 155 o una financiación de tipo federal, la actual arquitectura de las CC AA habrá desaparecido. Con independencia de las valoraciones morales que cada uno tenga sobre el episodio de la DUI, reconozcamos que ha sacado a las CC AA de su cómodo devenir de años.

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