Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Rajoy ha muerto

Dice un amigo mío, Quique, que si no espabilamos, allá por el año 2043 aparecerá un ancianito en la tele y transido de emoción dirá, a la manera de Arias Navarro: «Españoles, Rajoy ha muerto». Sí, hace falta un mínimo de resolución y unidad para darle una patada en el culo al gobierno del partido más chorizo (con sus delegaciones territoriales y locales) que haya tenido este país en, al menos, doscientos años. Lo que llaman «ataques a la libertad de expresión» no son abusos aislados de este o aquel, sino un plan de conservación del poder trazado para tapar bocas y acogotar largones. El último episodio es de tebeo: puesto que The New York Times cuestiona el respeto a la libertad de expresión en España (también lo hace Amnistía Internacional), un juez ha decidido secuestrar el periódico ¿Y por qué no bombardear la base de Rota? Mejor aún, que le encarguen la réplica a TNYT al zote Zoido.

Aquí no sólo se procesa a caricaturistas demasiado livianos con la pompa y veneración que, por lo visto, ha de rodear a las figuras regias, aunque Alfonso XIII no se colgara del pecho una estrella amarilla en solidaridad con los judíos perseguidos como sí hizo el rey de la Noruega ocupada con los nazis: con un par. La saña inquisitorial persigue, sin distingos, tuiteros que celebran, retrospectivamente, la voladura del almirante Carrero Blanco (como si se tratara de un campeón de la democracia), olivareros que se visten de Cristo, chistosos de El Jueves o Mongolia y hasta ha conseguido que hablemos de Arco, ese zoco de arte agonizante de donde se retiró el famoso cuadro de los presos (políticos) del malhadado procés.

Censura unilateral. La famosa prédica del odio sólo cubre a las víctimas de ETA. Los maricones, rojos, feministas y demás ralea tienen el culo de correa y se les puede patear por escrito y con publicidad. Moriremos de centro derecha porque ya han decidido que ni los discursos escapen a su control. A no ser que lo impidan los jubilados, que no sé si tendrán bastante motor. Es una situación que nos interpela a todos y a cada uno. ¿Qué vamos a hacer?

Compartir el artículo

stats