Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

No sé si sé el se

Ignoro de qué trauma infantil les viene a quienes redactaron y redactan los currículos de Lengua Española para ESO el odio hacia la lengua española. Es una antipatía sin fisuras, como una tirria que transmitiera cada generación de funcionarios programadores a la siguiente. Tengo para mí que deberían regirse por el amor a la lengua española, por acercar al alumnado su uso cabal, por animarle a la lectura de lo más granado de nuestras letras. Creo que su labor como redactores de planes de estudio - o como los llamen ahora- se cumpliría con creces si se limitasen a la doble función de enseñar a leer y a escribir, si les animara el deseo de crear personas capaces de expresarse con soltura en español. Sin embargo, su ojeriza hacia la lengua española es prodigiosa, la repugnancia que le profesan, colosal. No de otro modo puede explicarse que los temarios - o como los llamen ahora- sigan manteniendo contenidos abstrusos, de endemoniado escudriñamiento, que no acarrean recompensa intelectual alguna, en definitiva inútiles para un adolescente, tal vez pertinentes en estudios universitarios especializados. ¿Cómo va a amar la lengua española quien deba distraer tres o cuatro horas para aprender, por ejemplo, "los valores sintácticos del ´se´"? Le pasó a la hija quinceañera de una pareja amiga y se lo cuento a ustedes aquí. Recibí un guasap suyo que decía: "Liada con valores del se me puedes ayudar?". Le remití un correo: "El ´se´ puede funcionar: (1) como variante de ´le´ o ´les´, (2) como parte de un verbo pronominal, (3) como reflexivo o recíproco, (4) como impersonal, (5) como elemento de una pasiva refleja y (6) como dativo". Le añadí un par de ejemplos explicativos de cada una de esas funciones, lamenté que aún perviviesen temas tales en las Programaciones y concluí aconsejándole que sugiriese a la profesora no perder demasiado tiempo con tales sutilezas, que mejor leyesen y escribiesen en clase. Me olvidé del asunto. Pero el asunto no se olvidó de mí. El rosario de aclaraciones sobre tan decisivo pilar del conocimiento para los alumnos de ESO - según los pedagogos programantes- comenzó a llenarme el buzón del correo: "No me aclaro: ¿cuál de los que me dices es el ´falso se´?". Mientras le contestaba que el primero de ellos, la campanilla de mensajes nuevos parecía anunciar fiesta de repique en gordo en mi ordenador. Que si morfema pronominal, formante del verbo pronominal, marca de verbo pronominal, "se" pseudorreflexivo o constituyente morfológico del verbo o morfema lexicalizado eran una y la misma cosa. Que dónde metía ella el "se" causativo y el "se" factitivo y si eran también el mismo tipo de "se". Que si indicador y marca de impersonalidad equivalían. Que si en las pasivas reflejas el "se" podía llamarse "marca" o tenía que llamarse "indicador" siempre. Que si al "se" dativo había que acompañarlo del adjetivo "ético" o bastaba con poner "de interés". Que qué era un "se" como refuerzo pronominal enfático. Que qué era un "se" como incremento ponderativo. Que qué era un "se" como marca afectiva. La historia se tornó interminable. La actividad de los diseñadores curriculares y su femenino correspondiente toma como pauta ese espantoso lugar común que inclina a conservar las tradiciones, sean cuales fueren. Si siempre se pringó con "los valores del ´se´ ", sígase pringando con "los valores del ´se´ ". Y con las variantes de las consecutivas. Y con si es mejor "suplemento" o "complemento de régimen. Y si hay que suprimir "sintagma" en favor de "grupo sintáctico". Y que viva Cartagena. Y que alumnos y alumnas entiendan que Lengua Española es una asignatura - o como la llamen ahora- destinada a disquisiciones a cual más ociosa. Aunque seguro que es ese el propósito: multiplicar el analfabetismo, que ni se sepa hablar ni escribir, pues un borrego nunca molesta ni pregunta en clase, que el revolucionario es quien sabe leer, quien sabe escribir. Es decir, quien sabe organizar el pensamiento. Nada menos.

Compartir el artículo

stats