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Rayo que no cesa

La jornada del ocho de marzo dibuja un país de mujeres fuertes que reclama de los hombres la fortaleza que nos sitúe a su altura. Está en la naturaleza de los seísmos el no ser detectados hasta la sacudida. La jornada tuvo un epílogo de su tenor: la entrevista pública que el escritor Jesús Huguet mantuvo con la periodista Didín Puig en el Espai Fuster de Sueca. Didín vuelve de París -donde tenía un estatus entre exiliada y flâneur omnívora- porque los jesuitas le ofrecen dar clases de valenciano. Y alumnos de los jesuitas fueron Lluís Aracil, Eliseu Climent, Rafael Ninyoles y, ay, el buen tío de la Gürtel.

Didín Puig representa la continuidad del ideal de regeneración republicano: escuela (su padre creó una de las primeras colonias de verano para hijos de trabajadores, en Benidorm), política activa (defensa de las libertades frente al franquismo) y esa complicidad instintiva entre mujeres que requiere y produce su protagonismo junto a los hombres: «Mara Calabuig sempre posava els discos que li passava i entrevistava als meus cantants». Didín es conocida por mi amiga Rosa Peris como el rayo que no cesa, ya se pueden hacer una idea de Dídin en el ajo, entre exiliados y librerías. Le ofreció a Ovidi Montllor el Olympia pero como el de Alcoi temía no poder volver más a España, le cedió su sitio a Lluís Llach, que estaba en París de residente temporal permanente, a ver cuando caía la pera o se pudría la estaca.

Recriminaba a Didín su abuela porque sólo era capaz de dedicarse a dos entes improductivos como la música y el valenciano. «Que són les dues coses que m´han donat de menjar», confiesa Didín. Conoce la poesía de Estellés traducida al francés ante de visitar al poeta en su casa de El Perelló. Un día, la duquesa de Medina Sidonia sorprende a Didín de palique con unos gendarmes y le espeta: «¿Qué, Didín, ya te han detenido?». Didín estará detrás, o delante, de Alimara, de Al Tall, de la discográfica Edigsa, del movimiento vecinal de Abastos-Finca Roja. Su activismo causaba perplejidad a Enric Valor: «Xiqueta, d´on traus tantes hores?».

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