La filosofía también tuvo su día; el MuVIM proporcionó el escenario. Con todo, lo fundamental fue el desenlace otorgado por D. Miquel Soler: todos los bachilleres con excepción de los que cursen estudios de artes recuperarán los estudios de filosofía. ¿Por qué fueron excluidos los futuros concertistas, pintores, escultores, cantantes, etc.? La filosofía dejaría de ser materia troncal en razón de «la complejidad y especialización de esta modalidad». La nueva situación anunciada por Soler, experto en desmovilizaciones, no recibió contestación alguna y el portavoz de la Asamblea de profesores de filosofía, según nota del diario Levante-EMV, agradeció a la Consellería el haber «blindado la filosofía en el bachillerato». No provoca extrañeza el silencio que ha rodeado esta decisión porque sabido es que no hemos cuidado ni el desarrollo de la educación artística ni el de los oficios. La satisfacción dada por Soler ha dejado mudo a un colectivo que debe recuperar la voz.

Por mi parte no pude evitar la denuncia de la nueva situación y el negar validez a la invocación de «la complejidad y especialización de la modalidad» para justificar la decisión anunciada; «la complejidad y especialización» solo son espantajos del auténtico problema. Hoy he creído que el tema debía ser retomado otorgándole la dimensión que precisa. La razón de ello es clara y un simple dato nos pone ante una imprescindible reivindicación: un 33% de los alumnos matriculados en primero de bachillerato de artes abandona esos estudios al alcanzar el mes de diciembre.

Así pues, no solo se trata de reivindicar como imprescindible los estudios de filosofía/estética en este bachillerato para otorgar un hilo conductor al desarrollo de los programas de las materias generales, de opción y específicas; su mapa merecería un pausado comentario. Más aún, la Comisión de Educación de nuestras Cortes debe incluir en su esperado, imprescindible e inaplazable pacto educativo la reivindicación del desarrollo de una ley orgánica que defina el currículum preciso para estas enseñanzas, la organización administrativa de las mismas así como la dotación y organización de centros pensados para atender esta demanda con dignidad y sin imponer agotadores horarios durante años a quienes se formen priorizando un campo del arte. Por supuesto, el profesorado de este bachillerato deberá incardinarse mediante la adecuada formación en la programación que estas enseñanzas requieren en sus distintos niveles.

Esta ley es imprescindible para regular la articulación de la formación básica y media de las artes con los estudios de la formación básica, los de educación obligatoria y los de bachillerato. Es algo que la sociedad debe a los estudiantes que tienen la aspiración de organizar su futuro personal ejerciendo una de las artes. Es algo por lo que todos los docentes deberían clamar y que el sector de la cultura debería urgir con independencia del importante peso que las industrias culturales tienen en nuestro empleo y economía. Lo que en verdad está en juego es lo que R. Steiner asignó a la actividad de los artistas: representar lo mejor de la inteligencia moral de un siglo. No se puede seguir generando el sacrificio de años y años de niños y jóvenes ante el muro que representa doblar horarios para cumplir con una obsoleta y agotadora organización administrativa del conocimiento. Muchos padres hemos tenido esta percepción y hora es de que reivindiquemos atención para este sector de la educación.