Juzgar la posición de las organizaciones sindicales confederales en Cataluña desde otras Comunidades Autónomas es harto difícil, porque no lo es tanto imaginar las presiones que desde una u otra posición de una sociedad tan fracturada estarán recibiendo sus Direcciones.

Sin embargo, opinar sobre la Declaración Unilateral de Independencia o de sus consecuencias judiciales y políticas, cuando estas sepultan lo que como trabajadores y ciudadanos más nos importa, es otra cosa; aunque a nosotros de lo que nos toca seguir hablando es del proyecto de PGE pactado entre PP y C´s, de pensiones, brecha salarial o negociación colectiva.

Sea como fuere, lo primero que hay que decir es que UGT se denomina, según sus estatutos, como «Confederación Sindical Unión General de Trabajadores de España»; segundo, entre sus principios generales proclama su «adhesión y defensa del orden fundamental democrático del Estado español y aboga por el Estado social y democrático de Derecho, y propugna que la libertad, la justicia, la cohesión social y la igualdad sean reales y efectivas»; tercero, también en sus principios se recuerda que la UGT es fundadora de la Confederación Sindical Internacional (CSI) y de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) a las que pertenece, y defiende la acción internacional del movimiento obrero.

El orden fundamental democrático del Estado español es la Constitución, desde su artículo 1 al 169, que entre otras cosas reconoce y consagra como derecho fundamental la libertad sindical y el derecho de huelga en su artículo 28, por eso y por muchas más razones la UGT la hace suya en sus principios generales. La UGT defiende la dignidad humana y los derechos que la hacen posible: el trabajo, las pensiones, la vivienda, la educación, la sanidad y tantos otros recogidos en nuestra Carta Magna que es preciso desarrollar para hacerlos efectivos.

Entre esos derechos está también el de aquellos que propugnan opciones independentistas en determinadas Comunidades Autónomas que la UGT desde sus principios no puede compartir, pero para que dichas opciones legítimas puedan abrirse camino es imprescindible el respeto a los cauces democráticos que la Declaración Unilateral de Independencia ha vulnerado tras ser advertido de ello y de sus consecuencias el Parlament de Cataluña.

En el marco de nuestra Constitución no caben los presos políticos, a nadie se le persigue por sus ideas, sino por la presunta comisión de hechos delictivos. Se podrá cuestionar si la prisión preventiva es o no un exceso en según qué casos y aquí puede haber tantas opiniones como ciudadanos. Otra cosa es la defensa de la libertad de expresión, del derecho de huelga o manifestación; en definitiva, del ejercicio de derechos democráticos básicos que la ley mordaza ha restringido castigando duramente a centenares de sindicalistas, a humoristas, raperos o ciudadanos sin otra etiqueta que el actuar en el ejercicio de su libertad de expresión, y aquí la UGT alza la voz en la denuncia.

Las actuaciones del juez Llarena son cuestionables, faltaría más, pero lo fundamental es que son recurribles; como lo será la sentencia del Supremo cuando ésta se produzca, llegándose a las instancias europeas si así lo estiman las partes. Europa es un corsé para muchas cosas (es lo que tiene ceder soberanía), pero también una garantía democrática por la que generaciones de españoles hemos aspirado largo tiempo.

Para concluir, la UGT es un sindicato español con vocación internacionalista que defiende el marco constitucional, pero no porque lo diga yo o la UGT en la Comunidad Valenciana, sino porque así se expresa negro sobre blanco en sus estatutos, por lo que no puede apoyar opciones independentistas sin contradecirse.

Sin embargo, la situación que se vive en Cataluña hace muy difícil a una organización tan trasversal como la nuestra abstraerse del problema o eludir las tensiones que se viven en su seno. Definitivamente la Declaración Unilateral de Independencia lo emponzoña todo, por eso se hace imprescindible recordar qué somos, para qué estamos y a quiénes representamos, y eso me parece que lo dejan claro, en lo fundamental, nuestros estatutos.