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Voro Contreras

Dre, Iovine y los demás

En un par de estas plataformas de pago para ver televisión se ofrece «The defiant ones», un documental que muy americanamente (escalada a la gloria-caída en el abismo-resurrección triunfal para bien de la sociedad) cuenta la historia de dos productores fundamentales de la música popular moderna: Dr. Dre y Jimmy Iovine. La película habla también del nacimiento y acabose de aquello que se llamó «gangsta rap», una de las muestras más evidentes de cuan peligroso resulta dejar el negocio de la música en ciertas manos. Como, por ejemplo, en las de Suge Knight, cofundador con Doctor Dre (y con la ayuda de Iovine) de Death Row Records, el sello discográfico que protagonizó la batalla sangrienta entre los raperos de la costa oeste de Estados Unidos con los de la este. En su plantilla -junto a luminarias como Snoop Dogg, Tha Dogg Pound, MC Hammer o Lil Bow Wow- relucía Tupac Shakur. No era una rapero cualquiera. Era un chico listo y leído, criado bajo el recuerdo de aquellos Panteras Negras que se dedicaban a la revolución y no a la delincuencia. pero acabó creyéndose demasiado su papel del malote del hip-hop. En 1993 permaneció impasible mientras su séquito violaba a una groupie en la suite de su hotel, por lo que fue condenado a 18 meses de cárcel. En 1995, una refriega entre su gente y otros bronquistas terminó con un niño de seis años muerto. Finalmente, en 1996 murió acribillado en Las Vegas. Se acusó a un pandilero al que Suge, Shakur y otros miembros del sello discográfico le habían dado una paliza en el vestíbulo de un hotel. Shakur está muerto, Suge ha pasado varias veces por la cárcel y Dre y Iovine vendieron en 2014 a Apple su negocio de auriculares por una cantidad que no cabe en esta columna. Sí, hay gente que juega en otra división.

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