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La puerta más antigua de la muralla árabe

La Puerta de la Trinidad, cuyos restos han aparecido en unas excavaciones hechas para canalizaciones del alcantarillado, defendió Mares que es una de las chicas y la más antigua de las puertas de la muralla árabe de la ciudad.

Situada frente al actual Puente de la Trinidad , en la entrada de la calle Salvador, en pleno barrio dels Catalans por haber correspondido sus casas en el Repartiment de Jaime I a los leridanos que le acompañaban. Tenía dos torres cuadradas gemelas rematadas por almenas unidas por un cuerpo central más bajo en donde se abría un arco de medio punto. Posteriormente la puerta sería transformada en un simple arco de medio punto con un frontón triangular en su parte superior, cuenta Díez Arnal.

Los moradores entonces de Valencia la llamaron Bebafarachi, Scharki, Heua-es, y Veda Sarachi, relata Boix. Conquistada la urbe por los cristianos sería rebautizada por Porta del sol, Porta de la Fulla, Porta dels Catalans, Porta del Cid y, finalmente, Porta de la Trinitat, está última denominación desde 1243, por estar enfrente, al otro lado del río, el convento de los Trinitarios, que más tarde sería Convento de Monjas de la Trinidad, el cenobio que albergara a sor Isabel de Villena.

La denominación Portal del Cid le viene de «una antigualla? el sitio donde la tradición y la historia colocn la casa que habitó, y en donde murió el invicto caudillo Rui o Rodrigo Díaz de Vivar, por quien Valencia se honra y distingue con el epíteto o nombre del Cid. Es que según los historiadores era la que había habitado el rey moro Yaye, ocupaba la misma área o solar sobre que se levanta ahora la primera casa que se encuentra entrando por la puerta de la Trinidad a mano derecha», anota Boix. A mitad del siglo XVI aún había restos del llamado Palacio del Cid. El inmueble acabaría siendo almacén de trigo y teatro provisional.

Cíclicamente, la puerta permaneció largos períodos de tiempo abierta o cerrada, según las caprichosas decisiones de los gobernantes. En una de las dos torres de la puerta, cuenta Orellana, había una lápida cuyo texto en latín hacía referencia a alguien que compró el lugar para traer agua desde la Porta sucronensis, la Puerta del Xúquer. Otra lápida en aquel punto, también en latín, recordaba que en 1250 llegó a contracorriente por el río la imagen del Cristo del Salvador, el cual se venera aún hoy en la iglesia cercana del mismo nombre, cuenta Sales.

En el puente que se abría ante esta puerta, llamado Pont de la Trinitat, Leonardo Julio Capuz, hijo del escultor Julio Capuz, hizo una imagen y un casalicio dedicado al que fuera santo arzobispo de Valencia Tomás de Villanueva, por acuerdo del Consell de la Ciutat en el año 1687. También en el puente estaban las imágenes de san Bernardo, María y Gracias, co-patronos de Alzira, lo que remite sin ninguna duda a que el patrocinador de las esculturas y de la conducción del agua desde la puerta del Xúquer, la Sucronense o Temple, debía tener estrecho vínculo con la capital de La Ribera.

El construir el lienzo de muralla y esta puerta aquí fue decisión de los árabes, que «ensancharon la ciudad casi concéntricamente en torno del primitivo recinto (el romano), adelantándola hasta el río. Esta muralla tenia sobre 3.200 varas de estension y estaba revestida de torres o tambores, y tenia puertas y portillos o salidas menos principales. La mayor y mas importante era la de Bab-el-azachar, después llamada del Cid o del Temple», afirma Cruilles.

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