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Javier Cuervo

Al gimnasio y a la academia

Será otro fruto del desconcierto de esta primavera que, transcurrido el primer cuatrimestre, sobrevengan los deseos del inicio del año relacionados con adelgazar y con el inglés. Los políticos españoles están llevando al gimnasio sus currículos engordados.

Cristina Cifuentes renuncia a un máster. No lo quiere. En vez de ponerlo en wallapop, la herramienta de compraventa entre particulares donde van a parar los horrores de Reyes Magos, lo devuelve por carta al rector de la Juan Carlos I. Ante los periodistas ha lamentado dejarse querer por las facilidades que le dieron y las irregularidades que cometió la Universidad. De paso, ha denunciado que le violaron los datos. ¿Cómo va a dimitir la víctima? Además, tiene el apoyo del presidente del Gobierno. La han perjudicado concediéndole un máster en Derecho Autonómico que en nada la benefició. La trinca del discurso del PP, que pide mérito, esfuerzo y excelencia se queda en privilegio, irregularidad e indecencia.

Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación del PP, lleva sus currículos a clase de inglés porque incluían títulos que no correspondían con lo verdaderamente estudiado. Claro, hay que traducir del lenguaje académico de allí a su equivalente de aquí y luego del inglés al español y es fácil equivocarse, al alza, en todos. O sea que traducía "my taylor is rich" por "mi diseñador de alta costura es multimillonario". Tendrá que poner nivel medio de inglés en su CV.

Pero no pasa nada. La excelencia en el emprendimiento (el otro discurso del liberalismo pepero) incluye presumir de los fracasos. Los másteres mal obtenidos o mal traducidos figurarán en el próximo currículo. Como propósito para 2019 deberían aprender a dimitir, que o se ejercita en el gimnasio o lo dan las academias.

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