En junio de 2012, coincidiendo con la llegada del solsticio de verano, les hablé de Milankovitch. Hoy le reservo el total protagonismo de la columna. Nació en el seno de una familia Serbia en 1879 en la localidad de Dalj, hoy una ciudad de Croacia, separada por el Danubio de la actual Serbia, pero en aquellos años, parte del Imperio Austro-húngaro. Estudió ingeniería en Viena y se doctoró en la investigación y diseño de estructuras de hormigón, iniciando una exitosa carrera como ingeniero, con diversas patentes.

En 1909 entra como profesor de matemáticas aplicadas en la Universidad de Belgrado, donde, además de enseñar, se dedica a aplicar las matemáticas al campo de la meteorología. Sus investigaciones, publicadas en Théorie mathématique des phénomènes thermiques produits par la radiation solaire (1920), atrajeron la atención de otros estudios, hasta el punto de colaborar con unas curvas de radiación en latitudes altas en el estudio Die Klimate der geologischen Vorzeit (1924), es decir, Clima del pasado geológico, escrito por, nada más y nada menos, Vladimir Köppen y Alfred Wegener: el padre de la archiconocida clasificación climática y el autor de la teoría de placas habían sido profesor y alumno y por esos años, suegro y yerno, respectivamente. En 1930, publicó Milankovitch´s Mathematische Klimalehre und astronomische Theorie der Klimaschwankungen (1930), Climatología matemática y teoría astronómica de los cambios climáticos, donde presentó las curvas para las latitudes bajas. Todos sus cálculos fueron publicados en su obra principal, Kanon der Erdbestrahlung und seine Anwendung auf das Eiszeitenproblem (1941), Canon de la insolación y el problema de la Edad del Hielo. Un original de esta obra se paga a 1600 euros por Internet.