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Lo normal

¿Por qué se considera más raro encontrarse en el metro con una persona con la que has soñado que soñar con una persona a la que te encontraste en el metro? Quizá por el tipo de lógica administrada al antes y al después. Pensamos que el después es el sueño, pero el sueño fue lo primero. Venimos del sueño. Somos sueño convertido en vísceras y en piel. Quizá tus padres copularon medio dormidos y medio dormido cayó el óvulo en el útero de tu madre y medio dormido lo penetró el espermatozoide de tu padre. Y los distintos órganos de tu cuerpo, allí, en el útero, más que hacerse, fueron desperezándose, estirando los brazos, las piernas, las orejas, los párpados, los labios, el intestino grueso y el delgado, el páncreas, los pulmones, qué sé yo. Nueve meses de desperezamiento dieron lugar a ese crío que berrea al nacer porque acaban de despertarlo de forma violenta.

Cuando decimos que el Universo se expande, queremos en realidad decir que se despierta del sueño anterior al big bang. Desde entonces no hace otra cosa que estirarse. En el principio fue el sueño y, después del sueño, esta vigilia permanente y extraña que llamamos vida en la que nos encontramos con nosotros mismos como te encuentras en el metro con alguien con quien has soñado la noche anterior. El encuentro con uno mismo tiene algo de aterrador por lo casual y por lo inverosímil. Llevamos siglos soñándonos primero y encontrándonos luego a la manera en que el mono soñó con el hombre en el que más tarde se convertiría. Sin embargo, creemos que para soñarse hay que encontrarse previamente. Necesitamos creerlo porque resulta más tranquilizador, porque de ese modo el antes y el después adquieren una lógica que parece sensata, cuando en realidad es una locura.

De modo que el martes soñé con una mujer a la que hacía 30 ó 40 años que no veía. Y cuando el miércoles nos encontramos en el metro se lo dije. Le dije: soñé contigo ayer, fíjate, y hoy coincidimos en Diego de León. A lo que me respondió muy seria que lo normal no era eso, que lo normal habría sido que la encontrara antes de soñarla. Lo normal, me dijo, lo normal, como si hubiera una norma en medio de este caos.

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