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Pequeños editores

El tamaño del talento nada tiene que ver con las proporciones de la editorial. O sí, pero no de modo automático. No todo el mundo tiene la suerte de la segorbina Rosario Raro a quien ya en su primera novela -Volver a Canfranc- le llegó el reconocimiento, el éxito en francés, la venta de los derechos para el cine y el amparo de Planeta. No está mal. Quedan tres días de Fira del Llibre y aún han de pasar por allí Juan José Millas (Que nadie duerma), la magnífica Aroa Moreno (La hija del comunista) que participará en la mesa redonda Periodistas que novelan, y Joan Navarro, el poeta más dadivoso de sonrisas que he conocido, traductor al catalán de la Poesía completa de la basileña Orides Frontela.

No volverá Xavier Aliaga, pero su novela-verité Les quatre vides de l´oncle Antoine va sola. Lo mismo que Apenas unos segundos, la primera novela de la periodista Amparo Tórtola, un libro sobre la epopeya del Winnipeg, el barco de los exiliados españoles en Chile, publicado por Samaruc, una editorial valenciana que lleva la modestia en el nombre. También es pequeña Vincle, que publica el libro-reportaje El fugitiu, sobre la huida de Antonio Anglés (el presunto asesino de las niñas de Alcàsser) y la curiosa, llamativa suerte de los miembros de su familia. A veces, los pequeños se asocian en una plataforma como Va de llibres. O hacen como yo, que concurro con tres libros para desanimar a la competencia.

En los felices, mentirosos y locuelos ochenta hubo un pub/librería llamado Cavallers de Neu que movía el escritor Uberto Stabile que ahora lleva la Fundación Juan Ramón Jiménez de Moguer, Huelva. Uberto anima EDITA, un encuentro de editoriales pequeñas y estará aquí en octubre, en el Sporting Club de la calle Sevilla, Russafa. El escritor ha creado un fondo de algunas decenas de miles de libros: como Noé en su arca salvará un par de libros de cada especie. La poesía, por otro lado, no cambia pero sí -y no poco- los canales para su disfrute. Culebrean por internet poetas de multitudes como Miguel Gane, aunque mezclen lírica y autoayuda y sean más sentimentales que un letrista de boleros.

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