No es la primera vez que les hablo de los rayos. Surgen en las nubes de tormentas, los cumulonimbus, con corrientes de aire ascendente. Estas corrientes separan las partículas según su tamaño y su carga eléctrica: hacia arriba son elevadas las partículas más pequeñas de carga positiva, mientras que caen a la base de la nube las partículas más grandes con carga negativa. Cuando la diferencia de carga entre las partes de una nube, entre dos nubes o entre la nube y el suelo es suficientemente grande, surge una descarga en forma de rayo.

Recuperar el tema viene a cuento del mapa que la empresa finlandesa Vaisala, dedicada a la medición de variables atmosféricas, ha realizado sobre descargas de rayos entre 2013 y 2017. Regiones del planeta con más de 32 impactos por kilómetro cuadrado y año son el centro y sur de los Estados Unidos, buena parte de las costas de Centroamérica y Colombia, el corazón de Sudamérica y un sector entre sur de Brasil, norte de Argentina y Paraguay, la cuenca del Congo, Ceilán, golfo de Bengala, sudeste asiático y norte de Australia. En su mayoría, zonas tropicales, donde las elevadas temperatura y humedad favorecen el ascenso de las masas de aire. Y ayuda especialmente los importantes valores de la temperatura marina, que explica el contraste entre los impactos de las fachadas continentales orientales, frente a la casi total ausencia a occidente: al este, corrientes cálidas; al oeste, frías. La excepción es el corredor de los tornados en Estados Unidos. Aunque extratropical, aquí confluye el superficial aire cálido y húmedo procedente del golfo, con el frío continental. Europa no tiene esa enorme masa continental y, por tanto, los valores son menores. La zona más destacada, el Mediterráneo. Montañas y un mar cálido son un buen caldo de cultivo.