Es la cantidad de botellas de agua embotellada que se consume en el mundo. Una barbaridad. Todo viene por las iniciativas que ya están surgiendo para sustituir las botellas de plástico no reutilizable para agua, que en Europa será obligatorio a partir de 2030. El negocio del agua embotellada mueve 65.000 millones de euros cada año en el mundo, cantidad con la que se podría garantizar el suministro de agua potable a los 1.100 millones de habitantes de nuestro planeta que aún no disfrutan de este derecho fundamental. En nuestro país, compramos 116 litros de agua embotellada al año por habitante.

Y aunque la cifra ha descendido en el último quinquenio, sigue siendo alta, si tenemos en cuenta que el abastecimiento de agua potable prácticamente a la totalidad de la población. El gasto por la compra de agua embotellada no es despreciable. Por término medio, la compra de agua embotellada para una familia al mes asciende a 20 euros, frente a los 0,10 euros, por término medio, del agua del grifo. Luego están las cuestiones de gusto personal. Hay personas que no soportan el sabor del agua del grifo y no hacen uso de ella para beber en su casa. Pero debe quedar claro que el agua del grifo en nuestro país es sanitariamente perfecta y pasa por rigurosos controles.

En algunas comunidades autónomas de nuestro país se tramitan leyes que van a obligar a servir agua del grifo en bares y restaurantes. Esta experiencia ya funciona desde hace años a título particular en locales de restauración de varias ciudades españolas. En otros municipios se ha prohibido usar agua embotellada en instalaciones públicas. E incluso alguna universidad, como la mía, está promoviendo inteligentemente el uso de agua del grifo en actos públicos e institucionales.

Son ejemplos de buenas prácticas que van a ir proliferando en los próximos años, en la búsqueda de un planeta con menos residuos de plástico. Porque ya hemos cometido muchas barbaridades en este tema.