Llevo algunos años impartiendo la asignatura Riesgos en los «mass media» y en la red en el Máster de Planificación y Gestión de los Riesgos Naturales de la Universidad de Alicante. Los suficientes como para haber tenido que ir cambiando en parte la teoría y la práctica de la asignatura. Reconozco que el mundo de la comunicación de los riesgos me fascina y que mantengo una continua relación amor odio con los medios y con su función. No obstante, no me conformo con lo de que no se puede hacer nada y con el constante avance de la desinformación, la demagogia y los bulos, especialmente en la red.

En los últimos años todos los medios de comunicación clásicos (prensa escrita, radio, televisión y medios web) son en realidad uno solo, los medios en la web, y vemos imágenes y videos en webs de radio, y leemos noticias en las de las televisiones. Hay que darse cuenta, además, de que los móviles y las redes sociales nos han convertido a todos en periodistas con el enorme poder de transmitir la verdad y, sobre todo, de colar de todo y de opinar sin tener ni idea de lo que hablamos.

En las prácticas de este año, de las que estoy especialmente satisfecho, he intentado que los alumnos redactaran dos noticias, una cumpliendo un decálogo de buenas prácticas, y otra con todos los vicios habituales. También han visto videos buenos y malos de comunicación de riesgos y los hemos analizado, y han elaborado un catálogo de distintas fuentes web que fueran útiles para obtener información de riesgos. También hemos usado el tema a la inversa, es decir, hemos obtenido información útil sobre riesgos a partir de una noticia. Insisto, ha sido muy interesante y, como todos los años, los alumnos me han enseñado tanto como yo o a ellos, o eso espero. Sigo creyendo que son dos mundos condenados a entenderse y sólo echo en falta no poder abrir estos temas a escuelas de periodismo donde todos aprenderíamos, porque de poco sirve que este tema quede reducido a los especialistas si no llega a los comunicadores.