Si hay algo que moleste a los telespectadores de toda la vida (los que aún ven -vemos- los programas cuando se emiten en «tiempo real») es que nos toquen la parrilla. No sean malpensados que no es ninguna metáfora. Es literal. No nos toquen la parrilla televisiva, por favor. Que una es de costumbres.
Cuando ya tienes los días de la semana controlados y los canales y horarios organizados van y los lumbreras que programan te lo mandan todo a hacer pipas de barro en menos que canta un gallo. Maldita sea.
Los domingos por la noche eran de «MasterChef» hasta que RTVE ha decidido que se ha cansado ya de competir con la máquina de hacer espectadores de «Supervivientes» (Telecinco). Qué manera de fabricar audiencia, chiquillo. Así que ha decidido que los fogones mejor los va a encender los lunes. Con este cambio, deja vía libre a los «robinsoncrusoes» de Honduras y prefiere encararse con el guapo de Jon Kortajarena en «La verdad», también en Mediaset, que ya son ganas.
En ese encontronazo se mete también «Allí abajo», que la pasada semana se situó como la segunda opción solo por debajo de la serie protagonizada por el modelo. Pero ojo, que los estrenos (casi) siempre son buenos y la comedia vasco-andaluza tiene su público fiel.
Estos vaivenes «parrilleros» no hacen más que marear al espectador, que ya no sabe ni qué ver ni qué botón pulsar. Y, además de todo eso, por si no tuviéramos poco con la actualidad, de paso, cabrearlo...
