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De edades y géneros

Desperté el domingo oyendo en la radio a Maruja Torres, Carmen Sarmiento y Rosa Mª Calaf comentar su experiencia laboral desde el lado de la mujer. Tres personas inteligentes, curtidas en mil batallas, que en teoría, y según los cánones hispanos, a estas alturas deberían limitarse a ser: a) apéndices cuidadores de nietos para que sus hijos se realicen como individuos, o b) proveedoras de recetas de cocina para nietos. Por suerte, y más allá de estereotipos, siguen teniendo la misma voz que oímos desde hace años; con la ventaja de una retranca añadida, una ironía que lejos de contaminar la percepción de los hechos la afila para sacarle una punta que destila sabiduría existencial. Antes, las sabias sólo podían serlo en la intimidad: así, una abuela era un pozo de poderío emocional y, casi siempre, de tolerancia; solía tener manos más clementes que la madre, y sus consejos se apreciaban y guardaban como tesoros. Pero si pretendían salir de su parcela casera, en el acto la sociedad las tildaba de brujas. Y a las brujas se las perseguía porque resultaban temibles. Hoy, por suerte, empezamos a contar con modelos de experiencia femenina que, además, ostentan la solera añadida de una edad lúcida y alerta.

En paralelo, observo que proliferan los libros infantiles sobre mujeres célebres, libros por lo general ilustrados (nota en passant: a veces una buena foto es mejor que una mala ilustración). De este modo se completa un panorama donde imperaba una estruendosa falta de elementos femeninos. Se trata de visibilizar a la mujer según mandan los tiempos y, como iniciativa, no me parece mal. Sólo me gustaría que no cayéramos en lo que tantas veces se critica al detectarlo en el campo masculino: la exclusión. Si me rechina que para ensalzar a personajes imprescindibles y forjadores sólo se mencione a los hombres, igual de raro me resulta inaugurar una categoría aparte donde sólo aparezcan mujeres. Me recuerda la educación segregada por sexos, y me hace pensar si no daremos a las nuevas generaciones un mensaje del que deberíamos alejarnos: que hay cosas de y para mujeres. Llámenme tiquismiquis, pero preferiría ofrecerle a la niñez un abanico donde hombres y mujeres destaquen en sus respectivos ámbitos, ya sean científicos, literarios o filosóficos. En proporción paritaria, si es menester, pero juntos e incluyendo. El futuro entendimiento de los géneros, esa entelequia, tendría que pasar por ahí.

Para terminar, tres perlas de sendos caballeros que leí también este fin de semana. Afirma el novelista Andrea Camilleri (92 años): «Un héroe hoy es una persona honesta, leal y comprensiva con los demás y que cumple con su obligación». El actor Anthony Hopkins (79) dice: «Con los años he aprendido a no intentar agradar a todos. Me impaciento, pero intento no juzgar». Y el cantante Tony Bennett (91 años): «Si vives lo suficiente, la vida te enseña cómo vivirla». Mucha clase, la de la veteranía.

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