Las gotas fría están vinculadas, en el imaginario popular, con precipitaciones torrenciales e inundaciones de gravedad en la franja litoral mediterránea. Sin embargo, durante los últimos días, las lluvias provocadas por este tipo de episodios también denominados DANA -depresiones aisladas en niveles altos de la atmósfera- han aportado volúmenes moderados, en la mayoría de los casos, en comparación con los ocurridos pasado el verano. Aunque se han producido trombas destacadas en algunos lugares, no se ha alcanzado la torrencialidad. ¿Qué diferencia las gotas frías de primavera y de otoño? Claramente, la temperatura del mar.

El embolsamiento de aire frío en altura, el viento de levante con recorrido marítimo y los valores térmicos elevados del Mediterráneo son los tres factores que disparan las gotas frías más húmedas.

Sin embargo, en estas fechas, el mar se encuentra en valores bajos y, por ello, la evaporación es menor. «A más entrada de flujo levante en superficie y a mayor temperatura del agua del mar frente a nuestras costas, se acumula más cantidad total de precipitaciones», clarifica el director del Instituto de Climatología de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina, catedrático de Análisis Geográfico y presidente de la Asociación de Geógrafos Españoles.

La mismas gotas frías que las actuales en septiembre u octubre, en opinión de Olcina, «habrían generado mucha más lluvia y efectos catastróficos. Se podrían haber alcanzado los 200 ó 300 litros por metro cuadrado».

Sin embargo, con el mar más fresco, casi en los valores menores del año, «sólo se han formado tormentas conectivas muy enérgicas y cantidades de lluvia en torno a los 100 litros por metro cuadrado», concluye, aunque matizando que este caudal registrado en una hora o dos puede ocasionar tanto daño como un volumen de 300 mm en 6-8 horas.