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Monumental desenfoque

Un amigo de los que adiestran remite un mensaje con idea de darle emoción al vídeo: «Escena de la nueva película de Amenábar rodada en Salamanca. Alguno se ha llevado un susto de los que hacen época». Como tengo ráfagas en que confundo a ambos, mi cabeza se ha ido a la de Bayona sobre dinosaurios y, sin embargo, el avance del rodaje muestra a Franco y a Millán-Astray saliéndole por la derecha con tal de vitorear al caudillo y cerrar la arenga a la muchedumbre con el «¡Viva la muerte!». El puñetero subsconciente, que llevaba razón; era la de los dinosaurios.

Al año siguiente de acabar la guerra se inició la construcción del Valle de los Caídos que, con su cruz de 150 metros, no se remató hasta 18 años más tarde. En otros sitios, con el trauma a cuestas, se lo pensaron más para recordar y hasta este siglo no resolvieron el dilema. El Monumento del Holocausto de Berlín se realizó entre 2003 y 2005 en las cercanías de la Puerta de Brandenburgo, con un proyecto que ganó a otros 550 y que, hasta que no llegas a su altura, no te enteras que está allí. Sí, porque se trata de un mar de cemento sin entrada ni salida que acoge a 2.700 bloques de diferentes proporciones y que, conforme de uno en uno los visitantes van adentrándose entre aquellos mazacotes impregnados del espíritu de quienes sufrieron una barbaridad así, el silencio al aire libre habla por sí mismo y sobrecoge. Y qué decir de la Plaza de los héroes del gueto dispuesta en Cracovia hace apenas 12 años. Fijadas al suelo y ligeramente elevadas sobre el pavimento flotan las sillas y objetos que los judíos abandonaban allí antes de emprender el siniestro viaje final y, cuya evocación, se entremezcla con el uso cotidiano que de este modo le da vida.

Aquí vas tran tranquilo en busca de respiro y, a kilómetros de distancia, te entra la cruz por los ojos aunque no tengas ganas ni por asomo de, con todo el respeto por las víctimas, rendir visita a un recinto en cuyo mausoleo descansan los restos del gran beneficiario de la tragedia. Y por mucho que te distancies, también sobrecoge.

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