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Matías Vallés

A Quién teme Núñez Feijóo

Alberto Núñez Feijóo debió presidir el Gobierno en 2011, pero al PP le asustó un candidato sin naftalina. Ahora ha sido el presidente gallego quien ha tenido miedo del PP, así que deja el camino expedito para la jefa de los espías y la mariscal de los militares. La comparecencia de despedida del candidato frustrado ingresará en los anales del lenguaje dúplice. El orador renuncia a sus aspiraciones, mientras sus gestos denuncian que se muere por sustanciarlas. Consciente de su cobardía, confiaba en que sus palabras le traicionaran para reafirmar sus ansias por llegar a La Moncloa, en contra de las amenazas recibidas.

Feijóo no se retira por su compromiso con el pueblo gallego, sino por su comprometida relación con el gallego Marcial Dorado, su amigo narcotraficante. La correlación es obvia, pero conviene recordarla a cada paso para celebrar la entrada en la política del chantaje a gran escala, ejecutado a espaldas de los ciudadanos adormercidos con la cháchara dialéctica. El anodino pero vengativo Rajoy castigó a los Albertos del PP que le superaban en popularidad, Núñez Feijóo y Ruiz Gallardón. El canto a Galicia hey del presidente autonómico en su harakiri, olvida la evidencia de que los sucesivos presidentes del Gobierno han supuesto una bendición para sus territorios de origen, con el AVE a Sevilla de Felipe González como ejemplo irrebatible de fidelidad al terruño.

Casado se presenta para que le perdonen el máster más rápido del mundo, el presidente gallego se escabulle para que se olviden de su currículum. Si las amistades peligrosas de Feijóo le impiden una carrera nacional, difícilmente pueden autorizarle a presidir Galicia, por mucho que los chantajistas explícitos o tácitos le hayan mantenido dicho feudo como premio de consolación. Además, el triunfo de los dosieres complica el futuro de la vida política, y no siempre será tan fácil rastrear su influjo como en la sucesión del olvidado Rajoy. La carrera continúa, a la espera de averiguar qué material ha reunido Soraya Sáenz de Santamaría contra Dolores de Cospedal.

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