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El proyecto y la ejecución

Una imagen del nuevo jardín junto a la estación del Norte de València me hace pensar en tantos proyectos que no se han hecho realidad y algunos que están a medias demasiado tiempo, y hasta 40 años en marcha. El Parque Central -ay, sin el soterramiento de las vías que estrangulan la ciudad- avanza, y hay que pensar que el impulso lo dio Rita Barberá, que encargó a una diseñadora internacional este jardín accesible con diversos servicios, que al final han sido decididos por el actual Ayuntamiento. Desde los años setenta ya se discutía sobre qué modelo se iba a seguir. Emilio Giménez era partidario de una gran densidad y volumetría, yo de todo lo contrario, como señalé en Que València conteste, y ahí queda, se parece más a lo que yo imaginaba, pero sin lo fundamental.

Como buen ejemplo de lo contrario tenemos la Museo de Bellas Artes o de San Pío V, antiguo convento, luego hospital y posteriormente pinacoteca con una gran colección. El proyecto de restauración y remodelación tiene ya 40 años y Álvaro Trenor sigue luchando por verlo acabado, pero el presupuesto para este año (esos famosos presupuestos que acabaron en moción de censura) no lleva casi nada para que así suceda. Es el único gran museo de España que se ha ideo ampliando por fases, y lo que iban a ser dos pasaron a ser tres, cuatro y ya veo que tendrán que ser cinco.

Por un estilo es lo que sucede al Museo de Cerámica González Martí, cuya parte nueva -destinada a la colección permanente- está paralizada desde la época de la ministra Loyola de Palacio. La restauración la inició Jorge Semprún, pero la obra la inauguró el PP, que prometió seguir con el resto y hasta hoy. Que si no daban permisos de obra, que si no encontraban un espacio para almacenar la colección durante las obras, que si la crisis. Todo sigue igual. Con unos y con otros. Es primordial llevarlo a término, es un gran museo y uno de los más visitados.

Y no digamos lo sucedido con las murallas de la época musulmana, que llevan ya tres o cuatro proyectos pero cuya ejecución tiene un recorrido de más de 30 años para nada (también aseguran que esta vez irá en serio), pero el estado es lamentable, su vigilancia y cuidado nulos. Ni la parte que cae en propiedades privadas ni la parte que es de propiedad institucional se han visto restauradas y tienen añadidos de obras modernas. Nunca tuvieron una auténtica protección y el entorno es muchas veces lamentable. Ricard Pérez Casado, González Pons y Rafael Blasco fracasaron en esto.

Y nos vamos acercando a la celebración de los mil años de su construcción.

Veamos cómo quedará la plaza de Brujas una vez acabe la magna obra del aparcamiento y su rediseño, muestra del conflicto básico de esta sociedad. Tras años de abandono e insidia (como la T2 del metro a Manises) ahora se lo han tomado en serio, aunque creo que va a costar mucho más de lo que creen. Cuando acabe opinaremos.

Y es que de la palabra al hecho hay un buen trecho y se tropieza con la necesidad de presupuesto y de voluntad política y ambas flaquean casi siempre. Excusas siempre tienen para la demora, para decir que se está estudiando, o cargarle las culpas al contrario (el PP tuvo la obra paralizada cuatro años y nadie se lo echaba en cara cuando iban a hacer campaña al Mercado Central, como si no importara, en cambio fue cambiar de alcaldesa a alcalde, y se le echaron encima como si el proyecto y su falta de ejecución fueran suyos). No hay simetría que valga.

Y es que siendo realistas se sabe cuándo se comienza, pero no cuándo se acaba. Y a veces se acaban los fondos. Y falta la debida presión sobre el ministerio correspondiente. Hay que dar la lata, hacer ruido. Tener a la gente movilizada. Sin presión no se ejecuta nada.

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