En las últimas semanas he tenido la ocasión de participar en dos congresos de innovación docente desarrollados en la Universidad de Alicante. Junto a Elisa Rico en un caso y con Álvaro Morote en otro he intentado defender el valor didáctico del Museo del Clima de Beniarrés. La comunicación que defendí junto A. Morote se desarrollaba en el I Congreso de Humanidades, Ciencias Sociales y Educación de la Comunidad Valenciana en la Facultad de Educación de la Universidad de Alicante, ofertado por el CEFIRE (Centro de Formación, Innovación y Recursos para el Profesorado) específico de ámbito humanístico y social. Los objetivos de este congreso eran: actualizar la formación del profesorado en los enfoques metodológicos más innovadores, proporcionando nuevos recursos para su aplicación en el aula; analizar los planteamientos didácticos que se utilizan en el aula y su contribución al desarrollo de las competencias clave; poner de manifiesto la importancia y el valor de las Humanidades dentro de nuestro sistema educativo para la formación de las personas; promover la actualización científica, metodológica y didáctica en Ciencias Sociales y Humanidades; dar visibilidad, compartir y poner en valor las buenas prácticas educativas que tienen lugar en las aulas valencianas. Fue gratificante ver reunidos a tantos profesores de secundaria en materias afines, con sus diversas propuestas educativas, dignas de ser compartidas, sobre temas tan variopintos como el uso de Instagram como recurso didáctico, o juegos y técnicas para educar en la diversidad. Demostró que los profesores de secundaria tienen mucho que decir y compartir.

Me sorprendió ser el único profesor universitarios en mi grupo de ponencias, porque creo necesaria una mayor y mejor comunicación entre la enseñanza universitaria y la secundaria, que evite distorsiones crecientes en el salto entre ambas, pero me gustó todo lo que escuché y vi, y también la atención con la que fui escuchado, un sábado por la mañana, con mucho más público que cualquier congreso a los que asistido. Por su parte en Innovaestic, también en la Facultad de Educación de la Universidad de Alicante, junto a Elisa Rico, defendí ese mismo valor didáctico del Museo del Clima, pero en el ámbito de los grados universitarios, con el mismo interés de los asistentes, pero, he de reconocerlo, con bastante menos concurrencia. Tal vez el mundo universitario esté más necesitado de lo que cree de atender ese mundo de la didáctica, sin por ello olvidar su otra función investigadora o, tal vez, uniendo esos dos ámbitos.