Hollywood transformó el beso en arte. "El beso era democrático casi por definición", narraba en uno de sus ensayos el historiador y periodista británico Paul Johnson. Toda dinámica censora utiliza ideas fuerza que eternizan moralinas heterosexuales en una sociedad donde prima la relación de propiedad. Atacar y reprimir el beso en función de género, raza, cultura, o diversidad funcional, es discriminatorio y una completa gilipollez propia de modos arcaicos como los descritos por Larra: "andaba siempre señor padre, que entonces no se llamaba papá, con la mano más besada que reliquia vieja". ¿Por qué se arremete contra la diversidad? Por el terror al cambio. El actor estadounidense Elliot Gould escribía: "Nadie puede ser esclavo de su identidad: cuando surge una posibilidad de cambio, hay que cambiar". El pasado mes de junio, Lambda (Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) celebró una besada LGTBI contra la LGTBIfobia, en protesta por las amenazas de una mujer a dos chicos que se besaron en el tranvía: "Estáis marcados por el diablo. Maricones de mierda. Arderéis en el infierno", y también contra la agresión física sufrida por una pareja de chicas que, besándose en la calle, fueron acosadas por un hombre que aducía: "Dos mujeres no se pueden besar en la calle".

Muescas represoras perviven de forma sectorizada porque, aquí pasó lo que pasó, y porque el estancamiento es conveniente. "La educación sólo interesa al Gobierno como vehículo transmisor de la ideología. La educación debe ser católica y patriótica" recoge la web "upct.es" en su trabajo sobre "La educación en España en época de la dictadura 1938-1970). Durante un análisis interdisciplinar organizado a raíz de la publicación de la obra "Regulación y control sobre los contenidos audiovisuales en España (Aranzadi 2017), celebrado en el Aula Magna de La Nau, una de las asistentes, en turno público de palabra, relató el hecho acaecido recientemente en el ámbito universitario local, cuando, ante la intervención de un alumno, "un profesor le dijo: ¡Cállate maricón de mierda!". En el mismo encuentro, María Such, directora del Instituto Valenciano de las Mujeres, exigía: "Tener los instrumentos para identificar el machismo que está en la columna vertebral de este país".

En Japón, la normalización del beso en público llegó en mil novecientos cuarenta y cinco con la ocupación americana del país, hasta el punto de que los cineastas nipones tuvieron que introducir escenas de besos en sus películas; Yasujiro Ozu, icono de la cinematografía japonesa, admirador de Chaplin, en su filmografía reflejó la occidentalización del país del sol naciente. Analizando multifactorialmente el beso, este protagoniza protocolos, tradiciones, comunicación social y otras áreas de las relaciones humanas como el erotismo. "¡Oh si él me besara con ósculos de su boca¡ porque mejores son tus amores que el vino" ("El Cantar de los Cantares. 1.2"). En los aforismos sobre el amor (Kama Sutra), el capítulo titulado: "Del beso", enumera tres clases de besos por parte de una muchacha: beso nominal, palpitante y de toque. "Otros autores describen cuatro clases de besos, a saber: El beso directo, el beso inclinado, el beso girado, el beso presionado". Así mismo, el beso es de cuatro clases: moderado, contraído, rápido y suave. Hay besos que avivan el amor, que distraen, que despiertan, que evidencian la intención, y también hay besos transferidos y besos demostrativos.

¿Quién se erige en exterminador o censuradora? Según el escritor alemán Eckart Tolle: "la guerra es una postura mental; cuando estás en las garras de una postura mental como la de la guerra, tus percepciones se vuelven sumamente selectivas y distorsionadas. En otras palabras, sólo verás lo que quieras ver, y después lo malinterpretarás". En la homofobia el perfil del y de la camorrista, actualmente, se ajusta a menores de treinta y cinco años, siendo jóvenes los y las que más insultan; confiesan representantes de asociaciones LGTBI españolas. El conde y novelista ruso Lev Tolstói en "Buda", enumeraba cuatro cosas para extirpar las pasiones: "despertar el corazón, purificar los pensamientos, librarse de la malevolencia y la irritabilidad; la cuarta, despertar en uno mismo el amor no sólo por los hombres, sino por cualquier criatura viva".

Los besos tienen un enorme poder resolutivo, emocional, social y sanador. En Rusia el saludo consensuado es el beso en la boca, en Francia los encuentros se celebran con tres besos en las mejillas (derecha, izquierda, derecha) al igual que en Suiza, Alemania Bélgica y Holanda. En época franquista, besar en la boca a las madres era tan inusual y cargado de connotaciones que estas le preguntaban a su hijo o hija: ¿No te da asco? En verano los besos son parte del equipaje vacacional. Marina Gask, periodista inglesa, en el capítulo "El primer beso. Del diario de Karen", pone en boca de sus jovencísimas protagonistas: "Nunca he tenido una historia con ningún chico, ni tampoco me han besado jamás. Siempre me han gustado los relatos post-beso. ¡Soy tan feliz! ¡Lo quiero! Y besa tan bien, como me imaginaba. No de esos besos babosos ni los del tipo te-incrusto la lengua-en-la-garganta. Es simplemente perfecto. No hubiera imaginado que un beso pudiera ser tan poderoso. Nathan tiene unos labios supersónicos". Y. ¿Quién no ha tarareado "Tú cambiarás" de Nino Bravo?: "Sé muy bien que con el último beso. Sé. Que esperarás mi regreso. Sé. Que en ese instante cambiarás". Para nada se cita el género en el mensaje de la letra.

Miedo, dolor, religión, homofobia y capitalismo, son escenificaciones de churriguerescos oráculos que aún se agarran a la espina dorsal de la cultura nacional. "Sangre, amor y religión son los componentes del mito de Don Juan, que conquista a sus novias y las besa entre cuchilladas y difuntos, y alcanzó su época de gloria en el reinado de un Don Juan típico como Felipe IV", ("El desenfreno erótico", José Deleito y Piñuela). ¿Por qué tan sólo la realeza y clases privilegiadas podían besarse sin crítica? Napoleón, rabiando de impaciencia, ante la llegada de Maria Luisa, no dejaba de contemplar la miniatura de la pubescente nueva emperatriz: "-Ah, el labio austríaco -exclamaba con transportes de gozo", ("Historias de amor de la Historia de Francia", Guy Breton). Un refrán húngaro proclama que: "El buen café debe ser negro como el diablo, ardiente como el infierno y dulce como el beso". Tampoco aquí se puntualiza nada respecto al género.

La reprobación supera cualquier listón, alcanzando la obsesión. En mil novecientos treinta y cuatro, "el Ilustrísimo y Reverendísimo Cardenal Ilundain (prohibió la presencia de mujeres tras las procesiones de la Semana Santa sevillana), en contra del llamado "cine inmoral" y en defensa de las sacrosantas "buenas costumbres", impulsó una iniciativa purificadora. Junto a la defensa de la llamada "moral tradicional". Escriben Concha Langa Nuño, profesora titular y Leandro Álvarez Rey, catedrático, ambos de Historia Contemporánea en la Universidad de Sevilla, en el mutuo ensayo""La prensa carlista en Andalucía. Un grupo de presión contra la Segunda República".

Tal como escribió Cervantes: "El mayor contrario que el amor tiene es el hambre y la continua necesidad"; ¡esos son los demonios a los que hay que combatir!