Este es un año especial para el Palacio Congresos de València. Hoy se cumplen 20 años desde que abrió sus puertas un edificio inconfundible, diseñado por Norman Foster, por el que han pasado más de dos millones de asistentes, 2.700 eventos organizados, dos millones de pernoctaciones y un impacto económico para la ciudad de 1.100 millones de euros.

Tras unas inversiones municipales de 1,8 millones de euros, vuelve a estar en la cima de los recintos congresuales de Europa. Un esfuerzo económico que hemos realizado desde el Ayuntamiento para seguir siendo un Palacio competitivo a la altura de las expectativas de nuestra ciudad. Un esfuerzo dirigido a mejorar y modernizar las instalaciones, la competitividad del recinto, la eficiencia energética y las nuevas tecnologías.

Fruto del buen trabajo llevado a cabo por todo el equipo del Palacio de Congresos, del papel de prescripción que ejercen los embajadores y de la apuesta decidida del Ayuntamiento de València por ponerlo a punto, el número de congresos y convenciones nacionales e internacionales previstos ya se sitúa en los niveles previos a la crisis de 2008.

Para darnos cuenta de la importancia del papel que juega este tipo de actividad en la economía local, conviene conocer que el turista de negocios, además de ser desestacionalizador, tiene una elevada capacidad de gasto, unas tres o cuatro veces superior a un turista vacacional, que repercute directamente en el transporte, alojamiento, restauración, y un sinfín de actores que conforman el tejido empresarial valenciano. Sin olvidar el efecto multiplicador que provoca, es decir, la capacidad de este visitante para prescribir el destino en su lugar de origen y volver con amigos o familia. Traducido a cifras, la repercusión de la actividad acogida por el Palacio ha generado durante este tiempo un impacto directo e indirecto de 1.100 millones de euros, o lo que es lo mismo, el recinto ha retornado a la ciudad más de 36 veces lo que costó su construcción.

Hoy en día València es un destino turístico de primer nivel. La mejora de la accesibilidad, la ampliación de la planta hotelera, la variada oferta cultural y de ocio, junto al elevado nivel científico y académico de sus entidades profesionales y la presencia de infraestructuras como el Palacio de Congresos, hacen que cada vez más organizadores pongan su mirada en ella como sede de grandes eventos.

Pero esta apuesta debe ser continuada, la existencia de un mercado altamente competitivo hace necesario seguir invirtiendo para tener un edificio puntero, capaz de competir en las principales ligas internacionales. Al fin y al cabo, invertir en el Palacio es invertir en economía, empleo y el bienestar de la sociedad valenciana.