El próximo viernes, 6 de julio, la Tierra alcanzará su mayor distancia al Sol, superando los 152 millones de kilómetros. Ese punto más lejano se conoce como afelio, mientras que el de mayor proximidad, denominado perihelio, se produce a principios de enero, cuando la distancia se reduce a poco más de 147 millones de kilómetros. Como se ve, la mayor lejanía al astro rey se da durante el verano en España, y la mayor proximidad en invierno. La diferencia entre la energía solar que recibimos en ambos momentos es de casi un 7%, pero en la práctica apenas notamos su influencia en el clima. Debido a que las estaciones están invertidas en ambos hemisferios, el afelio se produce en el invierno austral, lo que induciría a pensar que allí debe hacer más frío que en el hemisferio norte. Pero, como ya se ha explicado muchas veces, la mitad sur del planeta contiene más superficie de agua que la norte, más continental, lo que contribuye a moderar el clima invernal de los países australes. La Antártida es caso aparte: la causa de que allí se registren las temperaturas más bajas de la Tierra no es la coincidencia del invierno austral con el afelio, sino fundamentalmente que las grandes planicies continentales que albergan el Polo Sur están a más de 3.000 metros de altitud y, debido a la inclinación del eje de rotación de la Tierra, en esa época del año reina allí la noche polar.

Al margen de todo ello, hay otra diferencia importante (y menos conocida) entre las estaciones de ambos hemisferios: en el norte el invierno (con 89 días de media) es más corto que en el sur (93 días de media) y, recíprocamente, el verano boreal (93 días en promedio) es más largo que el austral (89). En nuestro caso, pues, España y el resto de países boreales tienen un verano que dura como media cuatro días más que su invierno (93 frente a 89). Tales diferencias obedecen a cambios en la velocidad de traslación de la Tierra alrededor del Sol, ya que la órbita no es circular, sino elíptica. Cuando estamos más cerca del Sol en enero (invierno boreal, verano austral), la Tierra se mueve más rápidamente, pero en julio (verano boreal, invierno austral), al estar más lejos reduce su velocidad y tarda varios días más en recorrer el camino que le lleva hasta el punto de su órbita en el que se produce el equinoccio de otoño, que este año es el 23 de septiembre.