La aprobación del Estatuto Básico del Empleado Público en 2007 supuso un cambio de paradigma en la manera de concebir el empleo público en España. Una norma ambiciosa que desgraciadamente no se ha desarrollado en aspectos clave después de 11 años. Quiero detenerme por ejemplo en la defensa que realiza de la evaluación del trabajo del personal público: «Elemento fundamental de la nueva regulación es, en cualquier caso, la evaluación del desempeño de los empleados públicos, que las Administraciones Públicas deberán establecer a través de procedimientos fundados en los principios de igualdad, objetividad y transparencia». Pronto empezó la crisis/estafa que asoló sin piedad nuestro país y con ello, muchos proyectos estratégicos de gestión pública se fueron al garete porque literalmente, el gobierno del Partido Popular, bajo la premisa de una supuesta «racionalización» del gasto en realidad provocó una de las mayores jibarizaciones del sector público que se recuerdan. Con voluntad claramente privatizadora.

Es hora, pues, de retomar estos proyectos estratégicos de reforma de la Administración y de la gestión de sus recursos humanos. Algunas claves de esta renovación son la introducción de la gestión por objetivos, la evaluación de la consecución de esos objetivos, la evaluación del desempeño de todo el personal público y la formación del personal, y especialmente, de los cargos directivos.

Aunque parezca mentira, en las administraciones públicas todavía se trabaja poco por objetivos. En el Ayuntamiento de València aprobamos el reglamento de carrera profesional, que establece la fijación y evaluación de objetivos colectivos para los servicios municipales. Este 2018 es el primer año en la historia del ayuntamiento en que se aprobaron en Junta de Gobierno los objetivos colectivos, de manera que a finales de este año podremos analizar si esos objetivos han sido cumplidos o no. Además, en estos momentos estamos desarrollando el factor de la carrera relativo a la evaluación del desempeño del personal, una tarea nada fácil, ya que además contamos con casi 5.000 trabajadores.

Además, otra de las grandes olvidadas en la administración pública es la formación de los cargos directivos. Una buena gestión pasa inevitablemente por formar en habilidades directivas: gestionar equipos, establecer objetivos, evaluarlos de manera continua, introducir la innovación en la gestión€ Por ello, en el ayuntamiento llevamos ya la tercera edición del curso de experto universitario en gestión pública local de la Universitat de València, donde ya casi 150 jefes de servicio o de sección han podido formarse en estas habilidades. El resultado ha sido enormemente beneficioso para la eficiencia de esos servicios.

Aquellos que tenemos responsabilidades de gestión en recursos humanos y que creemos profundamente en la gestión pública, haríamos bien en aplicar este modelo más eficiente de gestión. Después de 11 años desde la aprobación del EBEP ya es hora. Porque ese modelo más eficiente mejorará la calidad de vida de la ciudadanía.