Llevo años haciendo previsiones diarias en Radio Alcoy y cuando llega esta época del año entro en una verdadera crisis existencial. El tedio de repetir un día tras otro la misma previsión de estabilidad, con variaciones de temperaturas de unos pocos grados, que equivalen a decir un día que hoy hará calor, y el otro que hoy hará calor, pero menos, y al otro que más que anteayer.

Sé que en otras previsiones a escala nacional está resultando ser un verano entretenido con inestabilidad y tormentas, pero no es mi caso. Recuerdo quien se acordaba de la madre del portero cuando se iba a chutar un penalti, pues yo les ruego que se acuerden del hombre del tiempo en esta época del año en la que uno le da la sensación de que podría grabar el pronóstico una vez a la semana y no se notaría. El otro día, en plena fiebre de desesperación llegué a desear, aunque me arrepentí en seguida, una ola de calor para tener algo de que hablar, porque es que ni eso, es todo tan normalmente caluroso, que ni eso. Como una especie de castigo del destino, al día siguiente se produjo una pequeña tormenta seca, inesperada y no prevista, y fue difícil ajustar la previsión a la realidad, pero lo conseguí. Al fin ya la cabo, a veces, los hombres del tiempo, como los economistas y los comentaristas deportivos, somos especialistas en explicar por qué han pasado las cosas cuando ya han pasado. Todos los presuntos especialistas han caído sobre la selección española de fútbol y su eliminación del mundial, y yo lo entiendo, pero no puedo evitar pensar que si hubiera habido suerte en los últimos minutos, los comentarios hubieran cambiado radicalmente y sólo hubiera sido por una jugada aislada. El otro día estuve viendo los goles del mundial que ganamos y vi buen juego sin duda, pero también suerte. El ventajismo climático también sirve para augurar un verano cálido y seco, como si pudiera ser de otra forma, y así será, sin duda, pero, si un día aislado cae una tormenta todo cambiará, en la estadística y en la percepción, y sólo será por un hecho aislado. Este es mi paralelismo entre el mundial de fútbol y la previsión del tiempo, ambos marcados por el tedio y el ventajismo.