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El biberón de Lucifer

Los ancianos chinos que desean seguir batallando en campos de plumas deberían saber que el viagra, aunque lo hayan inventado los diablos extranjeros, es un afrodisiaco más eficaz que el cuerno de rinoceronte. Lo malo es que, para cuando se enteren, quizás ya se hayan extinguido los rinocerontes, un animal que fascina a los artistas (el último, Salvador Dalí) quizás porque es como un unicornio pero en brutalista. El caso es que unos furtivos (la pobreza tiene tantas caras como pobres) entraron en una reserva de Sudáfrica y en vez de hacerse con el preciado cuerno de rinoceronte, fueron devorados por una alegre familia de leones. Antes de presentarse de improviso en casa ajena a la hora de cenar, conviene informarse previamente del menú.

No se tomarán represalias contra los leones por comportarse con naturalidad. Precisamente la OMS en su última reunión en Ginebra quiso aprobar una resolución que «proteja, promueva y apoye la lactancia natural». Estados Unidos se opuso, quizás porque tanta naturalidad, al final, puede ser mala para la salud o porque la industria de los potitos, pelargones y leches en polvo maternizadas mueve 70.000 millones de dólares. Últimamente, Estados Unidos se opone a tantas cosas que parece Unamuno recién levantado de la siesta. O es que el actual presidente Donald Trump es un avatar de Willy Toledo, que todo podría ser.

En mi casa todos mamamos bien. Seguimos mamando cuando ya empezamos a jugar a fútbol: con el descanso pasábamos por casa, a por la dosis. La delegación estadounidense en la OMS dice que «no se puede estigmatizar a las mujeres que eligen o se ven obligadas a tomar otras opciones» (distintas de la lactancia natural). Pero no se estigmatiza a los carniceros por decir que el tocino conviene consumirlo con moderación y el biberón, cierto, es un gran invento. Gracias a él salvamos a un cachorrito de gato (poníamos el despertador a las cuatro de la mañana para que no se perdiera ninguna toma): salió un animal con más peligro que un trabuco cargado. Le llamamos Luci. De Lucifer.

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