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Que vuelva Layhoon

No iba a opinar sobre este asunto porque no hay palabras que definan mejor semejante discriminación que las pronunciadas por Pilar Calvo, la campeona de España del tiro al plato: «Si yo tengo una hija y veo esa diferenciación, lo denunciaría». Al final, he decidido hacerlo precisamente por el mismo motivo, porque no se puede tolerar, ni hay justificación alguna que permita que un grupo de niñas aprendan tan pronto que hay espacios en nuestra sociedad donde para ser quienes son y como son van a tener que pagar algo a que sus compañeros varones, por el sencillo hecho de haber nacido con otro sexo, les va a salir gratuito.

Obviamente hablo del escándalo deportivo de la semana que ha destapado el periodista José Manuel Bort en las páginas de Levante-EMV: las niñas deben abonar 800 euros para jugar en la escuela del Valencia CF, pero los niños no, pese en que ambos casos el club decide quiénes valen para pertenecer a la cantera. La argumentación del club ha sido nefasta desde el punto de vista comunicativo pero, claro, es difícil comunicar algo positivo de un tema que se sustenta en su esencia en una profunda desigualdad. Cada intento de justificarlo por parte del club ha sido peor, llegando a argumentar que es lógico becar a los niños y no a las niñas porque el fútbol que genera más dinero es el masculino. Y punto. Claro, por ese mismo motivo propongo que renunciemos todos a los nuestros derechos laborales conseguidos con sangre sudor y lágrimas y trabajemos 24 horas siete días a la semana por salarios de risa. ¡Eso genera mucho dinero! ¡Hagámoslo! Porque si vamos a justificar que se vulnere la igualdad entre nuestros niños y niñas porque esa desigualdad genera más dinero, apañados vamos.

También se queja la centenaria entidad (que recibe 50.000 euros de las administraciones públicas valencianas, o sea de todas nosotras y nosotros, y que evitó la quiebra en 2009 gracias a un préstamo avalado por el Consell), de que precisamente el gobierno valenciano les da poco, como si esa cantidad (para el club valencianista escasa) justificase saltarse a la torera valores sociales que se supone hemos aceptado todos y todas hace tiempo. En cualquier caso, pese a las críticas recibidas, nada va a cambiar, parece ser.

Y no va a cambiar porque, incomprensiblemente, el gobierno valenciano ha «comprado» al Valencia CF el argumento de que la desigualdad se perpetúa o no por una cuestión de dinero. A pesar de todas las expectativas generadas, la reunión de la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, fue un chasco. No solo la máxima responsable de Igualdad fue incapaz de lograr un compromiso en tiempo real al club para acabar con una práctica tan cargada de -precisamente- desigualdad, sino que abandona su papel de representante de la ciudadanía para cambiar de lado, ejercer de abogada defensora del Valencia CF y asegurar que, atentos, «el club dice que la igualdad no puede ser de un día para otro». Pues nada, si lo dice el Valencia CF ya me quedo más tranquila. A partir de ahora nos regimos por lo que marque el club. ¿Para que necesitamos entonces dirigentes políticos que se encarguen de velar por nuestros derechos? Que los representantes del club comparezcan cada viernes ante los medios tras la rueda de prensa del Consell y nos digan, en función de si se gana mucho o poco dinero, qué derechos se pueden garantizar y cuales conculcar.

Este capítulo, no obstante, no es nuevo. Es otro gesto más que constata que, tras la marcha de Layhoon de la presidencia del club, los actuales responsables han condenado de nuevo al equipo femenino a la invisibilización en la que estaba antes de su llegada. Layhoon metió a las jugadoras y al equipo femenino en la agenda del día a día del Valencia CF, con el gran hito del derbi en Mestalla con más de 17.000 personas. Aquel año fue el de mayor visibilidad en la historia del primer equipo femenino y las jugadoras llegaron a manifestar que estos gestos la hacían sentirse más cerca de la entidad. Bajo su mandato, las jugadoras participaron activamente y por primera vez en la siempre expectante presentación de las equipaciones, como una parte más de la gran familia valencianista; se organizó el gran acto contra la violencia machista con importantes dirigentes políticas y se rubricó el acuerdo con Onu Women.

Este año, ya no han vuelto a jugar en Mestalla y el derbi ha regresado a la ciudad deportiva de Paterna. La pasada semana no hubo representación de la cantera femenin en el acto del Centenario, donde sí acudieron -perfectamente equipados- hasta cinco equipos masculinos, y se ha rescindido el contrato con Onu Women. Su capitana, Ivana Andrés, de 23 años y valencianista desde los 12, ha abandonado la formación. En ocasiones no hace falta que haya mujeres para que haya conciencia de género, pero donde no hay conciencia de género se nota. ¡Que vuelva Layhoon!

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