Ventotene es una pequeña isla italiana del Lacio, con apenas dos kilómetros de superficie. Mussolini la utilizó para confinar a sus enemigos políticos. Cuando entras en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas, el edificio principal está dedicado a Altiero Spinelli. En su amplio vestíbulo te detecta y persigue la mirada inteligente de un italiano, nacido en Roma, desde las inmensas fotos, de un hombre inmenso, que decoran la estancia. Spinelli, fue el promotor del Club del Cocodrilo, que llegó a reunir a más de 180 europarlamentarios. Casi la mitad de la asamblea. Su denominador común: la defensa de la fórmula federalista como fundamento de la Unión Europea. A pesar de las suspicacias, el club debe su nombre a que se constituyó (1980) en el restaurante ´Au Cocodrile´—que todavía existe-- en la calle de l´Outre en Estrasburgo.

Club Royalty. El País Valenciano requiere su Club del Cocodrilo. Bien podría llamarse Club Royalty, en memoria del mítico salón-restaurante, amenizado con piano de cola, en la calle de las Barcas de València, que reunía a tertulianos y donde se cerraban transacciones comerciales de envergadura. Un foro de reflexión, discernimiento y acción, donde, por encima de la miopía de banderías y partidos, se delibere sobre el futuro de los intereses de los valencianos. Cuál es el papel a desempeñar por las entidades e instituciones valencianas para que no se las tome a chirigota, tal como viene ocurriendo en función de cómo va el conflicto catalán, el humor de los vascos o de quienes manden en Madrid. Falta la masa crítica de un parlamento supranacional. Bien podría remediarse al crear una caja de resonancia de la pluralidad comarcal con sus peculiaridades. La precisa idea aglutinadora, que proyectaría la vitalidad comarcal y municipal, consubstancial con el brazo civil valenciano. Con la voluntad de comarcalizar y democratizar, por fin, el territorio, ahora que se replantea la eliminación de las diputaciones provinciales, ineficientes o irregulares. Planea incómoda la artificial división provincial, cuando está en vigor el Estado autonómico, de acuerdo con la Carta Magna del 78. Todo legal.

Ventotene. Entre los fundadores la Unión Europea, las ideas eran de Jean Monnet, las palabras de Robert Schumann, el ímpetu de Conrad Adenauer y el corazón de Altiero Spinelli. El romano Spinelli aportó el más sólido proyecto que cristalizó en el Plan Spinelli a partir del Manifiesto de Ventotene, que cumple este año el 75 aniversario. El texto se elaboró entre 1941 y 1943, redactado por Altiero Spinelli, acompañado de Ernesto Rossi, con un espléndido prefacio de Eugenio Colorni. Coincidieron deportados los tres en la isla de Ventotene, confinados, para seis años, después de haber sido encarcelado Spinelli, durante una década, por el régimen fascista de Benito Mussolini. Tuvieron tiempo en el reducido islote, como ellos dicen, entre las redes de una rígida disciplina, en la tristeza de la inercia forzada y con la ansiedad de la liberación que anhelaban próxima. Vivían el sufrimiento de una guerra que presentían feroz, con el desconocimiento del día a día y faltos de la documentación necesaria para emprender su utopía. El objetivo era la elaboración del proyecto político que impidiera la repetición del cruel enfrentamiento entre naciones europeas. ¿Lo hemos conseguido?

Libre y unida Como reconocían sus protagonistas, desde el exilio, «la lejanía de la política permitía una mirada con mayor perspectiva y aconsejaba revisar las posiciones tradicionales» a través de sus deliberaciones que sientan las bases de una Europa libre y unida. No es la primera vez que el exilio resulta fecundo para sus víctimas y fatídico para los carceleros. El País Valenciano necesita un cónclave—sine die-- como el que llevó al destierro a Spinelli y a sus compañeros federalistas. Federar las comarcas valencianas que, a su vez se federaran en el Estado español con otras autonomías vecinas o afines.

Cuaderno de bitácora. Hoja de ruta comprometida con prudencia pero sin pausa. La superación del trasnochado eje de izquierdas y derechas. Sustituirlo por una nueva visión territorial, donde nadie es más aunque sí diferente. La construcción de un sólido Estado federal. La abolición de la Europa dividida en estados nacionales soberanos. La implantación de una Constitución paneuropea, columna vertebral del Plan Spinelli, que fue torpedeada en 2005. La libre circulación de personas y mercancías. Apertura de fronteras para que los flujos migratorios internos y externos fluyan. Que las decisiones no se tomen condicionadas por la unanimidad ni con vetos. Un mercado común con moneda única. El euro fuerte. Estrategia exterior conjunta y política de defensa común, ajustadas a las necesidades europeas más allá de Trump y sus bravatas. Sencillo y ambicioso a un tiempo.