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Moscardas y cañones

En el verano de 1975, cuando Georgie Dann cantaba «Bailemos el bimbó/ ¡bimbó, bimbó!», al periodista Josep Maria Huertas Claveria se le ocurrió publicar un artículo sobre las viudas de militares que como medio de vida dirigían algún que otro lupanar y acabó frente a un consejo de guerra, no por desinformar, sino por dar información cierta. Otro episodio de la serie Matar moscas a cañonazos. Huertas, que fue uno de los inventores de la moderna prensa de comarcas, se afirmó en sus convicciones radicales a través de un par de libros: uno se llamaba El plat de llenties (sobre la tentación de abandonar el menor atisbo de incertidumbre en nuestras vidas) y el otro Cada taula, un Vietnam (donde resuena una famosa invitación del Che Guevara a «abrir frentes»).

Ese mismo título pero traducido al castellano por Enric González -Cada mesa, un Vietnam- ampara un libro notable, una recopilación de ensayos cortos, testimonios sentidos y reflexiones de urgencia sobre el periodismo y su actual crisis existencial. Como dice Màrius Carol, damos por supuesto que el periodismo sobrevivirá adaptándose, que sólo cambian los soportes, la tecnología, pero muy bien podría desaparecer, como ofician de sepultureros de la democracia los Orban, Putin, Trump, Salvini, el chocolatero vienés y los lamecirios varsovianos («abraçats en caritat/setze coixos i un baldat»). Como desaparecieron los clásicos de Grecia y Roma hasta que los recuperaron los moros de la morería y los monjes irlandeses (con un par).

Cada mesa, un Vietnam puede poner juntos a Hermann Tertsch y a Pepa Bueno, sin revolverlos y con mucho provecho para el lector/oyente. Precisamente uno de los méritos de la prensa digital ha sido la recuperación del placer de contar historias, tan largas como sea necesario, pero no más, donde el autor boxea con la realidad no para mostrarnos su juego de cintura, sino para ver lo difícil que es cubrirse bien y atacar por el flanco debido. Pero ese lector está muy pillado, expuesto a muchas solicitaciones y los más se conforman con un boletín de veinte palabras. Continuará.

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