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Sánchez, en avión a Castellón

Pedro Sánchez fue el otro día al Festival Internacional de Benicássim en un avión oficial para asistir a un concierto de The Killers. Y la oposición lo ha puesto a caer de un burro, aunque se ve a las claras que lo que querrían es caerlo del avión. Sánchez ha cometido un error de bulto, aunque sería mejor decir de altura. Y es raro: con lo que le cuidan su imagen no sabemos cómo ha podido caer tan bajo. O sea, tan alto. Es una cacicada, un bananerismo, algo impropio. Una señoritez.

-Fermín, vaya preparándome el avión que voy a salir.

Al presidente le critica todo el mundo por usar un avión para su ocio pero nadie le critica por sus gustos musicales. Y eso es bueno, es decir, yo veo un consenso nacional en cuanto a The Killers. Por lo tanto, más The Killers, que parece que a todo el paisanaje agrada. No sabemos cómo habrían sido las críticas si hubiese tomado el avión oficial para ir a un concierto de Pantoja o de los Rolling Stones.

Sánchez dice que tenía que ir a ver a autoridades de Castellón y Valencia y que por eso cogió el avión. Es una excusa tan pueril como decir que para ir Mondoñedo tiene que ser jueves o que para ir a Badajoz hay que ir con pantalón beige. Peor es lo de Carmen Calvo, con eso de que el presidente tenía agenda cultural. Lo que tenía es un avión. Calvo es tan lista que nos toma por tontos. Aunque de puro lista sabe que ha de defender lo indefendible, ya sea por tierra, mar o aire.

A Sánchez, con este asunto, se le han marchado a velocidad de reactor algunas simpatías. Al menos, es claro que tenemos un presidente sin miedo a volar. Algo es algo. No olvidemos que hemos tenido alguno que tenía miedo a volar y que además no sabía inglés. Es una pena que habiendo trenzado un Gobierno magnífico y competente se le vayan al garete apoyos por semejante torpeza. Encima, esta vez no hay fotos del presi con gafas a bordo del raudo aparato. Rafael Hernando, portavoz parlamentario del PP, por poco tiempo, ha comparado a Sánchez con Alfonso Guerra, que una vez usó un Mystere para asuntos tal vez particulares. Así son las batallas aéreas. Así son los portavoces a punto de dejar de serlo, que buscan unos últimos minutos de gloria. Nos dejó dicho Voltaire que «los males llegan volando y se alejan renqueando», aunque la sabiduría popular advierte que «al que tenga alas no le faltará palomar». Ni festival.

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