Están muy bien las reuniones congresuales, del PP, del PDeCAT, porque, como decía mi señora madre, mientras están reunidos no hacen maldades. Sobre todo si ya tienen un pie en el estribo de las vacaciones. Hace poco, estuvo Pedro Sánchez en Benicàssim, de secuaz del FIB. Los presidentes del Gobierno llevan, incluso en las horas de asueto, media docena de guardaespaldas, de los que se ven: les hicieron sitio en el backstage, el director de la orquesta simpatiza con el Labour Party . El presidente estuvo de palique con Enric Morera, de quien se despidió de este modo:
-Bueno, Enric, a consolidar la unidad.
Era una buena invitación, pues los del PDeCAT ya han amenazado con retirarse de la colla castellera que hizo una torre de tres por seis o de seis por tres, no sé, amb manilla i folre, para sostener en lo alto de la espuma de los días a don Pedro, que es hermoso como un san Luis y a lo mejor los delfines le sostienen con el pico como la venera sostenía a la guapa Afrodita. Pertenece a los misterios teologales el hecho de que los soberanistas catalanes hayan elegido a un dirigente cada vez más sombrío: Artur Mas tenía cara como de héroe civil de un cómic de antes de la Marvel. Carles Puigdemont tenía demasiado pelo, incluso para ser beatle de la primera época (no se le veía la frente y mucho menos lo que hay detrás de ella) y ahora Quim Torra oscila entre el malhumor y las manitas en garra. Parece que le debemos 1500 euros, lo menos.
La portavoz socialista Isabel Celaá ha dicho que si quieren elecciones anticipadas, las tendrán, aunque les hace ilusión (eso no lo han dicho) durar un poco más. Una buena temporada turística dejaría algunas reservas en las huchas de la gente y cuando más nos alejemos de la sima de la crisis y por mucho que sigamos con el agua al cuello, menos predicamento tendrán las apuestas aventureras (en Macao). De ahí las prisas del soberanismo que ha tenido éxito en convertir una crisis social, cierta, en otra territorial, también cierta, pero sobrealimentada y hasta sobreactuada. Perdón, se me ha escapado un pedo, digo una opinión.
