Dijo Josep Pla que a las personas se las conoce por los pequeños detalles. Fruto de este pensamiento fueron sus Homenots, más de 60 semblanzas de conocidos personajes de la España de los años 50. Si tomamos esta idea como más que probable, es decir, que determinados comportamientos que todos llevamos a cabo a lo largo del día sin que nos demos cuenta nos retratan mejor que mil explicaciones o cualquiera de nuestras redes sociales (plagadas de medias verdades), el parque del cauce del río Turia da buena idea de la forma de ser de los habitantes de València.

Basta un breve paseo para que salgan a flote las conductas más insolidarias que, por muchas campañas de concienciación que se hagan desde el ayuntamiento y por muy cara que sea la ropa que llevamos para hacer deporte o la bicicleta que utilizamos, dicen mucho de nuestra forma de ser. Hay dos cosas que llaman la atención a los extranjeros que pasean por este parque. En primer lugar, la ingente cantidad de desperdicios que se acumulan en las zonas más frecuentadas, como por ejemplo la zona del Palau de la Música. Aunque haya una papelera a menos de diez metros suele ser habitual que el césped y la zona de los pinares estén plagados de papeles. En segundo lugar, resulta sorprendente la cantidad de perros sueltos que hay a diario sin que a sus dueños les importe lo más mínimo si molestan a alguien o si asustan a los niños. Perros que hacen sus necesidades en cualquier lado siendo para sus dueños muy normal que el césped donde se tumban o juegan los niños esté lleno de orines.

Los españoles, en este caso los valencianos, pasamos en su día demasiado rápido de llevar alpargatas a mocasines con borlitas, de canastos de esparto a bolsos de diseño. Ya podemos comprarnos los coches más lujosos o hablar por el último modelo de teléfono móvil, que los extranjeros europeos, la mayor parte de los que nos visitan, se seguirán asombrando de la costumbre que tienen buena parte de los fumadores de tirar el cigarro al suelo antes de entrar en una tienda o en el portal de un edificio.

Parece imprescindible que se establezca una asignatura obligatoria en colegios e institutos que instruya sobre el cumplimiento de normas básicas de educación y convivencia y en la que partiendo de lo más sencillo se llegase a aspectos tan complicados de entender como el de no tirar papeles al suelo en aceras y parques o dar las buenas tardes cuando se entra en una tienda en la que hay más compradores. No estoy siendo irónico.

Nos vendría muy bien a los valencianos viajar un poco más, pero no a aburridos resorts de Punta Cana, sino al centro de Francia, a Inglaterra o a Alemania. Países en los que cuando he estado me ha sorprendido la limpieza de calles y plazas. Aún nos queda mucho.