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La nave va

Cuando apenas han transcurrido dos meses desde la triunfante moción de censura que encaramó al poder al socialista Pedro Sánchez, ya han empezado a surgir las primeras dudas sobre la continuidad de su Ejecutivo, con los consiguientes rumores de avance electoral en España. Pero no parece probable.

Así, a las dificultades derivadas de la heterogeneidad de apoyos que sostienen a Sánchez o a que el PP, dirigido por un beligerante Pablo Casado, conserva la mayoría absoluta el Senado, se ha añadido un factor que hace más imprevisible la legislatura: Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat depuesto hace nueve meses y regresado a Bélgica, se ha convertido en el dominador de la antaño confiable Convergència (ahora, PDECAT) y hará valer caro su apoyo, para mantener a Sánchez en la Moncloa.

No obstante, ante los pronósticos de adelanto electoral, no hay cuidado, porque la mayoría de actores necesita tiempo para sus propósitos y a casi nadie conviene ahora unas elecciones generales. Mientras Casado tiene que controlar los resortes de la formación que preside (lastrada por la corrupción y con síntomas de división interna, tras la no integración del sector sorayista, perdedor en el último congreso del partido), Ciudadanos aún anda noqueado por su mala estrategia ante la moción que propició el ascenso de Sánchez? y el propio Puigdemont necesita margen para lanzar su Crida Nacional per la República, prevista para el mes de octubre.

Más verosímil es que Susana Díaz aproveche la buena marcha en los sondeos del PSOE para adelantar las elecciones andaluzas a este otoño. Y habrá que ver si Puigdemont usa una posible condena contra los líderes independentistas en prisión para que su vicario, Quim Torra, fuerce comicios en Cataluña. Pero nada más alterará el rumbo de la precaria nave de Pedro Sánchez. Por ahora.

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