Un tal David Bonheví es el nuevo baranda del PDeCAT tras su último congreso. Pertenece al sector duro del independentismo catalán y ha sido colocado en ese puesto por Puigdemont, que lo controla y dirige con mando a distancia, como hace con Quim Torra. Pues bien, el susodicho Bonheví ha afirmado que lo que deben hacer los diputados de su partido en el Congreso es "tocarle la gaita" al Gobierno de Pedro Sánchez. No sé cómo se dirá gaita en catalán, pero el mensaje, mueve los labios el guiñol, habla Puigdemont, está claro: molestar, incordiar, bloquear iniciativas parlamentarias, boicotear leyes y nombramientos, frenar procesos? en fin esas cosas que definen a un buen demócrata preocupado por el bienestar de la sociedad y de todos los ciudadanos.

El baile ya ha empezado. Y con más danzantes de los esperados. Los supuestos amigos de Pedro Sánchez, los que le apoyaron en la moción de censura contra Rajoy, se han abstenido en la votación de una de las medidas más importantes: el camino hacia los presupuestos, o sea las normas que regirán la economía española. La oposición del PP y Ciudadanos estaba cantada (hay que hacer sangre y cuanto antes mejor), pero la postura de Podemos, Compromís, ERC y PDeCAT no se entiende del todo. Bueno, sí: decirle a Pedro Sánchez que lo tienen cogido por salva sea la parte y que deberá hacerles caso si no quiere ir de revolcón en revolcón hasta la inevitable convocatoria electoral, que veremos a quien o quienes beneficia.

Soy de los que cree que cada vez que hace estas cosas, Podemos pierde bastantes votos y genera muchas dudas entre sus seguidores menos convencidos. ¿Cómo explicarle a un votante de izquierdas que se pueden perder 6.000 millones de euros que podrían ir destinados a infraestructuras, sanidad y todo eso que se cita de corrido cada vez que se habla de urgencias, necesidades y aspiraciones?, ¿cómo convencer a un neutral de que las comunidades autónomas pueden dejar de recibir, aunque sea vía deuda, 2.500 millones?, ¿cómo contarle a un usuario de la Seguridad Social que este organismo dispondrá de 2.500 millones menos, algunos posiblemente destinados a ese centro que usted está reclamando desde hace años?, ¿cómo entender que el Gobierno central tendrá que recortar otros 1.000 millones en su techo de gasto porque el viernes no le aprobaron las cuentas ni los que respaldaron a Pedro Sánchez contra Rajoy? Pablo Iglesias, muy silencioso últimamente, tendrá que argumentarlo muy bien para que lo comprendamos todos a la primera, sin necesidad de recurrir a la demagogia barata.

Lo de los separatistas catalanes no necesita muchos quebraderos de cabeza. Ya lo dijo el tal Bonheví: se trata de tocar la gaita. Es decir, el consabido cuanto peor, mejor. Siguen pensando que si debilitan al Gobierno por el camino que sea más fácil tendrá esa independencia que se ha convertido en el único objetivo de su acción política. Así el diálogo es imposible y más si se mezclan churras con merinas, que tampoco sé cómo se dirá en catalán. Si vas a hablar de financiación, de deuda pública, de techo de gasto, de inversiones y lo primero que te ponen delante es referéndum, autodeterminación y presos políticos, pues apaga y vámonos. Y eso no tiene síntomas de mejorar, sino todo lo contrario. Basta comprobar los últimos movimientos de Puigdemont y sus mariachis.

PP y Ciudadanos han estado en su papel?pero más en SU que en el papel que tendrían que desempeñar dos partidos con supuestas visiones globales del interés nacional. Ribera lleva meses pidiendo elecciones generales. El PP, una vez despejadas sus incógnitas internas, se ha unido al coro. O sea, leña al mono hasta que aprenda el Catecismo. Traducido: estacazos políticos, dialécticos y de lo que sea menester a Pedro Sánchez hasta que suspenda la legislatura, disuelva las Cortes y vayamos a las urnas. ¿Y lo de perder esos 6.000 millones ya autorizados por Europa? A mí que me cuentan; no estamos para endeudarnos ni nuestra ideología liberal y demás nos permite ir por ese camino. Elecciones, elecciones, que urge, que ya llevan mucho tiempo los rojos en el poder y, además, quieren sacar a Franco del Valle de los Caídos, legalizar la eutanasia sin permiso de la Iglesia, acoger emigrantes ilegales y gastarse lo que no tienen.

De modo que este año Pedro Sánchez tendrá un agosto de Semana Santa: Pasión y Vía Crucis con tortura china o gota malaya, de esas que no cesan ni cuando duermes. En definitiva, tocar la gaita.